Cuando se anunció su inclusión en el gabinete de Cuitláhuac García Jiménez, nadie imaginó la clase de problemas en que se metería María Guadalupe Argüelles Lozano, la nueva secretaria de trabajo y previsión social de Veracruz. Parecía un acierto su llegada a la estructura de gobierno. Todo mundo, incluidos los ingenuos aplaudidores, se equivocó.

Al puro estilo de la chica de humo del cantante Enmanuel de los años 80s, esta semana todo se derrumbó dentro y alrededor de ella. Dentro, porque media familia la puso en serios aprietos, y alrededor, porque aquí, allá y acullá, su pecado de nepotismo metió en problemas al que de buena fe la invitó a trabajar, que no es otro más que el gobernador de Veracruz.

En la cúpula cuitlahuista, poco es lo que puede hacerse con tanta evidencia y murmuración. Si fue, o si no fue, y con todo el abrumado y apresurado control de daños, el trancazo mediático estatal y nacional ya se recibió.

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Y no podía esperarse otra cosa. En los pasillos de la secretaría se murmura, se habla y se grita la tremenda soberbia que ha llegado al lugar. Trascienden nombres y ahí van algunos: la hija Quetzalli Cárdenas Argüelles, meteórica jefa del departamento de amparos; el yerno, Jonathan Antonio Martínez Zamora, analista administrativo de la unidad de transparencia; Nahúm Argüelles Lozano, asesor de la secretaria; Juan Argüelles Lozano, chofer de la secretaria; el sobrino Adair Aguirre Calte, encargado de servicios generales.

En esas oficinas trasciende también que un señor Johan o Yojanan Neftalí Velázquez Alejandre, es auxiliar de comunicación social de la Secretaría, el que, a diferencia de los otros mencionados, que dicen que están en nómina, éste cobra en efectivo, porque es efectivísimo en su papel de nuevo jefe déspota y arbitrario con el personal, y todo debido a que es un influyente protegido de la titular de la dependencia.  

Estos datos bien podrían servirle a la Contralora General del Estado Leslie Mónica Garibo Puga, para que en apego a lo que señala la Ley de Responsabilidades Administrativas, realice una investigación a fondo, verifique su certeza y determine lo que en derecho proceda. Y que, aprovechando el impulso, revise las actuaciones que está teniendo el subsecretario Eleazar Guerrero, el hombre de quien más se comenta en los despachos de abogados especializados en derecho laboral.  

Uno de los temas que corren y preocupan en todas las oficinas públicas en esta administración, es el nulo respeto y consideración hacia los trabajadores. 

Sería bueno que la licenciada Argüelles recuerde su amor por las leyes y que el buen juez por su casa empieza. Y que la contralora Leslie revise las atribuciones legales que le confiere la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo en la materia relativa a las responsabilidades de los servidores públicos.

Ojalá que el gobernador tome cartas en el asunto y ordene corregir este tipo de situaciones que perjudican a una administración que trata de consolidar.

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