A como van sucediendo las cosas en México, no se auguran buenos resultados electorales para MORENA en varias de las elecciones estatales de junio de 2021. Una de ellas es la correspondiente a Veracruz, donde el gobernador y los principales actores del régimen reducen su credibilidad y sufren apresurada decadencia apenas en el primer tercio del sexenio. El disgusto social crece día a día.
No hay suficientes resultados de gobierno, pero sí grandes muestras de corrupción en varias de las áreas. Pareciera que los funcionarios y políticos del régimen tomaron el acuerdo de vigilar los negocios del grupo, antes que cuidar la buena marcha del gobierno y la oportuna atención a las necesidades de la sociedad. Ejemplos hay varios.
Cuando Javier Duarte y Miguel Ángel Yunes Linares difundieron sus acciones para renegociar la deuda estatal, los partidos políticos, los medios de comunicación, la sociedad y diferentes actores políticos, criticaron la medida, señalando que la nueva negociación dejaría importantes dividendos monetarios a la cúpula. Lo mismo ocurrió en el caso de Cuitláhuac García, quien, en la tercera renegociación bancaria en la misma década, también justificó la “excelente gestión financiera del gobierno realizada por los jefes de la SEFIPLAN.”
En el sector salud aún se recuerda aquella adquisición a dedazo puro de medicamentos a aquel superdelegado del bienestar de Jalisco, que caminaba con AMLO con la doble cachucha de distribuidor de medicamentos. Al secretario Ramos Alor, no le importó la licitación pública, tampoco a la contralora del estado, que después corrieron con todo y disfraces a causa de que no manejó bien el caso del primísimo Eleazar Guerrero y el nepotismo que perdonó el propio López Obrador.
En seguridad pública hubo un abultado tema de patrullas que nunca se aclaró adecuadamente. Allí todo va bien según Cuitláhuac, aunque la sociedad piense lo contrario, cada vez que hay desapariciones, secuestros, asesinatos, cobros de piso o delitos comunes.
Y si hablamos de las escasas obras públicas que el gabinete publicita en Facebook, empresarios, alcaldes y población, comprueban cotidianamente que no hay licitaciones públicas, aunque como declara Elio Hernández en la SIOP, todo se contrata “con apego a la normatividad y con constructores veracruzanos.”
Pero un asunto millonario que viaja por todo el territorio veracruzano, es el del ya famoso Consorcio Las Brisas, que promueve en redes sociales desde el 30 de noviembre de 2017, una docena de fraccionamientos o urbanizaciones en Costa Esmeralda, Nautla, Cardel, Actopan, Carrizal y Dos Ríos en Emiliano Zapata y en Las Barrillas, Coatzacoalcos, que quizá supere los tres mil lotes en conjunto, y que ofrece terrenos desde 20 mil a 90 mil pesos cada uno, en facilidades de pago, prometiendo a los incautos compradores albercas, casas club, muelles, Kayaks, asadores, motos acuáticas, palapas, vigilancia y otras amenidades al estilo de los grandes centros turísticos.
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Lo curioso de estas promociones, que por fechas y fachas parecen morenistas, es que fueron publicitadas a partir de enero de 2019. Y cuando se observan videos y planos y albercas y palapas rodeadas de monte o de terrenos sin servicios en YouTube, lo primero que se piensa es si Guillermo Fernández, Sergio Rodríguez y la diligente señora secretaria de SEDEMA, otorgaron las autorizaciones de desarrollo urbano y de impacto ambiental que marca la ley, o prefieren no ver esos desarrollos que pintan para un fraude a gran escala contra los ilusionados veracruzanos.
Este asunto también deja olor a cúpula del Congreso y evoca las formas silvestres que caracterizan al diputado Juan Javier Gómez Cazarín y a algunos alcaldes convenencieros que prefieren hacer mutis para no complicarse con la autoridad estatal.
Quizá por evidencias tan claras y descaradas en el gabinete de Cuitláhuac García, es que Ricardo Ahued insista tanto en sumergirse en las columnas periodísticas y en redes para que lo tomen en cuenta gentes como Yunes Linares o Dante Delgado, cuyo Movimiento Ciudadano crece a nivel nacional y hasta habla de colocar diputados y alcaldes el año próximo, además de buscar él solito la gubernatura en 2024.
Duarte entregó irregularmente fuertes cantidades a sus socios y colaboradores para operar su sucesión, pero estos decidieron guardarse el monetario porque no veían futuro. Los cuates de Cuitláhuac, desanimados como andan, bien podrían seguir el ejemplo de los 40 traicioneros operadores políticos del cordobés. Tal vez este sea el escenario que visualiza Dante.
Cuitláhuac sigue en lo mismo; parece estar más pendiente del negocio que de su gobierno. Pero aunque disfrute las refrescantes brisas jarochas, sus modos jamás le darán los resultados electorales que exigirá su jefe.
Cuitláhuac, la mayor parte de su gabinete y muchos diputados locales y federales, han sido capaces de asustar al diablo, seguramente lo pueden hacer su compadre.