Si algo ha caracterizado al régimen yunista, es la escasa difusión de las actividades que realizan los altos funcionarios. Desde que inició en diciembre de 2016, han sido pocas las veces en que algunos de los encumbrados y celestiales secretarios de despacho, han salido a relucir, o mejor dicho, han conseguido alguna mención en los medios de comunicación estatales.

Y podría pensarse que esa medida es correcta, si se entiende que los veracruzanos eligieron no a funcionarios, sino a un mandatario que debe dar resultados a la población.

Sin embargo, cuando se habla de resultados, estos son operados por los titulares de las dependencias y el personal a su cargo. Las leyes correspondientes, establecen las atribuciones de cada uno de los colaboradores que designó el gobernante. Incluso, los nombrados por el ejecutivo, deben presentarse ante los diputados a informar los asuntos referentes a cada una de las áreas o sectores que conforman el organigrama.

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Si damos un repaso a los momentos cumbre de cada uno de esos funcionarios, descubriremos que han sido mínimas las ocasiones en que han podido hablar sobre sus programas, presupuestos y resultados. De los diagnósticos, es bueno que no digan nada, porque son de sobra conocidos por el grueso de la sociedad. Y podemos ahorrar palabras sobre muchos de ellos.

Por ejemplo, recordamos al secretario Rogelio Franco y su título profesional, obtenido en un procedimiento secreto y exprés diseñado por Sara Ladrón de Guevara, la nueva rica xalapeña. Después de ello, el secretario de gobierno ha salido con decoro y buen vestir en algunas fotografías junto al gobernador Yunes, ya sea en el café o en humilde lonchería, o a su diestra, en alguna conferencia o anuncio sobre el interminable combate a la delincuencia.

Sobre Alejandro Zairick, el secretario de desarrollo económico, no ha habido mucho que decir. La inversión privada ha ido a la baja, igual que la producción en varios campos, junto al creciente desempleo, disminuido un poco por los puestos laborales de bajo ingreso mensual o por la persistente generosidad de la economía informal.

El secretario de educación Enrique Pérez ha mostrado prudencia y fina educación en correcto mutis. La relación institucional con los profesores avanza pian pianitohacia los bien trazados objetivos bianuales. Las plazas a maestros se otorgan con los esquemas de la centralizada reforma educativa, y su jefe el gobernador, dio oportunos manotazos para que nadie le tome la dependencia, como ocurría en el pasado.

El neófito secretario de desarrollo social no pudo llenar el espacio mediático que dejó su exjefa Indira Rosales, cuando esta salió a buscar el escaño senatorial por la vía plurinominal. Pero lo que sí realiza a plenitud y con rotundo poder, es la labor estratégica y de coordinación regional y asistencia al próximo proyecto azul contra el rezago social.

Quien quedó como titular de la secretaría de infraestructura y obras públicas, parece que hizo pacto de silencio con el antecesor Julen Rementería, quien basa su estrategia hacia el senado difundiendo inviables ofrecimientos de construcción de obras, y apoyándose en convenientes infraestructuras generadas en su paso por ese cargo.

En general, poco se sabe de los altos funcionarios del yunismo, que de acuerdo con lo que nos comparte el acucioso periodista Jair García, reciben puntuales y decorosos emolumentos. Pero si esas personalidades están ocupando jugosos espacios en la nómina, es porque le cumplen a su jefe en las delicadas funciones que les fueron encomendadas.

En torno a esta opacidad, habrá que reconocerle a la responsable del medio ambiente—a Mariana Aguilar—sus valientes palabras negando el apoyo oficial a los proyectos mineros que ávidos empresarios canadienses insisten en instalar en los límites de Actopan y Alto Lucero, con procedimientos extractivos prohibidos en otros países.

Pero sale a relucir el nefasto silencio sobre las enormes cantidades de cianuro que se utilizarían para obtener el oro, después de triturar cientos de miles de toneladas de roca en esos cerros de gran riqueza paisajística.

Es preciso señalar que el cianuro es el verdadero peligro de este proyecto, con repercusiones más graves que el mencionado daño a las cícadas, la flora y la fauna, o las numerosas detonaciones con dinamita. Millones de personas de otras latitudes han sufrido terribles problemas de contaminación de aguas por el manejo inadecuado de este venenoso elemento químico.

Después de tanta secrecía—¿o pobreza de resultados? —en las dependencias del gobierno estatal, es inaudito que algún presumido tecnócrata hable ya de la entrega recepción, a seis meses de finalizar tan gris gestión.

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