Como si fuera piñata a la que hay que darle con un palo, así es el trato que Enrique Peña Nieto le está dando a la sociedad mexicana. Se afirma lo anterior por varias razones. Hace unas semanas, su gobierno le quiso mover el dedo en la boca al pueblo trabajador, con un irrisorio aumento a los salarios mínimos, que fue vendido como la panacea del siglo.

Unos días después, sin el menor rubor, el sistema político nacional, entregó ante la mirada de los medios de comunicación del país, las acostumbradas y excesivas prestaciones de fin de año para sus próceres, que los ilustres jefes recibieron y que ya disfrutan incluso en otros países.

Con ambos hechos, el presidente logró incrementar el repudio generalizado que tiene en su contra, con todo y que quiso distraer al respetable con su “rubicuento” quinceañero, al más puro estilo de aquel famoso chupacabras de Salinas de Gortari, siguiendo los cánones de la mercadotecnia política.

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Previo a este día de los Santos Inocentes, la Secretaría de Hacienda informó ayer los aumentos a los combustibles a partir de enero. Un 14.2 % a la gasolina Magna; un 20.1 a la Premium y un 16.5 al Diésel. También avisó que desde el 18 de febrero en adelante, el ajuste será diario. A los precios. Y a la población también.

Con toda la sensibilidad que le dejó su paso por la SEDESOL, por la mañana el secretario José Antonio Meade Kuribreña informó en RadioFórmula los pormenores de la estrategia recaudadora con esos nuevos valores, señalando que “el precio se va a ir moviendo y se puede mover para arriba y se puede mover para abajo”. En otras palabras, la ley de la oferta y la demanda.

Si nos va bien, la competencia entre las empresas nos permitirá un bajón de precios, afirmó. Inocente Meade. Santa Teresa lo dijo mejor: dar hasta que duela.

Peña Nieto y sus discípulos no podían dejar de fallar en estas Navidades. A veces parece que el presidente se sacrifica en favor de algún oscuro pacto hacia la tersa transición. Al PAN, más que a MORENA, se comenta en los pasillos políticos.

La situación del país no podía ser más triste a finales de este 2016. Lo peor es que no hubo un conteo real de los nuevos pobres que el peñismo despeñó a la bajura económica. Por su gasto en publicidad, la cruzada contra el hambre fue sólo un bonito programa al estilo de la película “Los juegos del hambre”. Pura distracción en medio del espanto.

Y eso que la pobreza ya había incrementado entre el 2012 y el 2014. Pero no podía ser de otra manera, si recordamos que los efectos de la globalización, la bajada del precio del petróleo, la guerra en Siria y seguramente por las caídas de aviones y otros cuentos chinos, el tipo de cambio peso-dólar ha tenido una depreciación del 20%. Y se visualiza todavía más pobreza en el horizonte mexicano.

Como somos un país plural y multicultural, Meade también informó que la regionalización de precios de la gasolina permitirá al país tener 90 precios diferentes.

Dijo que los costos de producción y traslado determinan los precios. Aunque algunos resulten menores que en otros estados, sabemos que por la inflación y carestía, el millón 400 mil pobres extremos que ya tenemos en el estado, se incrementará en varios cientos de miles más que no podrán adquirir ni la canasta básica.

En Palabras Claras debemos decir al presidente de la república y a Meade Kuribreña, que cuando los pobres suben en México, la cifra jamás baja. Por esa causa el INEGI pretendió acabar con la medición que cada dos años preparaba el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (CONEVAL), y que a fuerza de críticas, va a continuarse el año próximo.

Recordarles a nuestros grandes señores que el sube y baja fue sólo un bonito juego de los años de infancia, que los adultos suelen evocar durante las jornadas electorales.

Y para acordarnos del valor de la palabra de Peña Nieto, basta reproducir el tuit que escribió el 4 de enero de 2015: “Gracias a la Reforma Hacendaria, por primera vez en 5 años, ya no habrá incrementos mensuales a los precios de la gasolina, diésel y gas LP”.

Como se ha comprobado por enésima ocasión, su palabra es una palabra pequeña.

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