Durante la semana que acaba de terminar, se suscitaron diversos hechos que en lugar de tranquilizar a la población, incrementaron la preocupación de los veracruzanos. Y esta inquietud se está haciendo mayor porque las autoridades, sean del nivel que sean, parece que han perdido la capacidad de mantener una comunicación fluida y de calidad con la sociedad.

El abuso del manejo de la información institucional mediante las redes sociales no abona a nada bueno. Aunque las redes sociales están diseñadas para tener una comunicación constante y permanente, esto no quiere decir que por ellas transite una mejor información. Pruebas hay muchas. Cuánta información falsa o tendenciosa circula por ellas. Desde recetas mágicas para curarse de todo, chismes políticos o sociales, hasta noticias falaces o convenencieras con todos los fines posibles.

Y lamentablemente las autoridades se han subido a ese boom comunicacional, que no informativo, para dar a conocer, según ellos y sin problemas, muchas cosas que debieran ser mejor informadas, o con canales más formales. Pero parece que con salir a redes sociales cumplen, o pretenden cumplir. Quizá, simplemente están como la vecina que todos tenemos, quien ahora, cuando cocina o va a correr, se pone a transmitir con un simple: “Juanita está transmitiendo”. Y esa ingenua –o perversa– vecina, cree que muchos la siguen.

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En Veracruz están de moda y todos conocemos esos modos. De qué calidad, también lo sabemos. Pero los funcionarios piensan que con ello se cumple con la obligación legal de comunicar sus logros al pueblo. Y por desgracia, y para no ir más lejos, es el modus operandi del alcalde de Xalapa.

En la capital del estado se trata del dinero de la sociedad aportada a través del cumplimiento en el pago de sus contribuciones, como lo es a lo largo y ancho de la entidad. Sin embargo, con pomposa ostentación, el alcalde Xalapeño Américo Zúñiga Martínez inauguró un tramito de pavimento y adornos temporales, que muchos criticaron en la calle de Primo Verdad, con un costo superior a los dos millones de pesos, y en donde para justificar precios pagados, se puso a inventar un engendro constructivo en la bocacalle, con una banqueta que obstruye un carril de circulación. Aprovechando el viaje, anunció ahora el arreglo de Enríquez, con un costo superior a los 17 millones de pesos.

Para su infortunio, el estado anunció también la restauración completa de la autopista Xalapa-Coatepec, con un costo de 60 millones de pesos. Los constructores xalapeños, seguramente comentan los altos costos de la obra de Primo Verdad, y analizan los precios de las obras de Enríquez y de la autopista a Coatepec. Al compararlas, ellos nos podrían decir cuál de ellas se acerca más al costo real y cuál esconde sobreprecios. Aunque seguramente ya lo saben.

En el colmo de la desfachatez e importamadrismo zuñiguista, ya están anunciando su enésimo festivalito distractor, “Soy festival”, o algo así. Este alcalde, que entre sus recuerdos dejará una estatua a su señor padre, a quien las complacientes palabras del hijo calificaron como un ilustre y gran funcionario, ignora que esta semana se incrementaron peligrosamente los robos a casa habitación en la ciudad que dice gobernar. Y es clara su actitud irresponsable, si consideramos que este tema de alta preocupación social, no viste ni engorda su hacienda.

Pero su célebre incompetencia no es extraña y tiene un origen. De la nada y para que no lo olviden, Fidel creó dos engendros: Duarte y Américo. Uno está tratando de hacer zumba en Guatemala para ejercitarse. Al otro le zumban los oídos y por eso no oye más que a sus “colhalagadores”.

Por fortuna para los xalapeños que sí saben de política y de resultados, ya sólo quedan unos meses para que Américo y sus efebos marchen.

Después vendrá el asunto de las cuentas.

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