El día de ayer iniciaron sus campañas a la gubernatura de Veracruz los tres candidatos registrados para la elección del domingo 2 de junio que se acerca vertiginosamente. Atendiendo a los hipocorísticos de estos personajes, el OPLE ya anunció que en las boletas electorales aparecerán impresos tal como los identifica la sociedad: Polo Deschamps, Rocío Nahle y Pepe Yunes.
De estos nombres, lo que más trascendió el fin de semana a nivel nacional, fue la inesperada información de que Rocío Nahle paga una ridícula cuota de energía eléctrica en su residencia de Coatzacoalcos, logro inaudito que ella ya disfruta en su economía familiar, como también la gente de Sinaloa y Tabasco, tan queridos por el presidente, pero que en el estado veracruzano no han conseguido más de 8 millones de habitantes, a pesar de las altas temperaturas que sufre la entidad la mayor parte del año. Además del repudio social que causó su presencia en el café La Parroquia, sitio tradicional del Puerto de Veracruz, la mañana de ayer domingo.
Polo Deschamps encabezó eventos en Pánuco y Tantoyuca, mientras que en la zona conurbada de Veracruz-Boca del Río estuvieron Rocío Nahle y Pepe Yunes, acuerpados por sus seguidores, pero en sitios distantes.
Movimiento Ciudadano aspira a mantener las cifras electorales de jornadas anteriores, Morena y sus partidos coaligados, cabalgan gustosos sobre los poderosos caballos del oficialismo y la alianza del PAN-PRI-PRD confía en hacer valer el creciente rechazo de la sociedad a los magros resultados de Cuitláhuac García y a la alta criminalidad que existe en el territorio, gracias a la política de “Abrazos, no balazos” que cultiva López Obrador.
Ya se verá el avance de cada uno en los casi dos meses de campaña, en los mensajes y reacciones del pueblo y en los debates que ordena la Ley: también en los acomodos y reacomodos de los líderes regionales y, quiérase o no, en los recursos económicos, discursivos, pero también en los de cualquier tipo, que se alleguen los contendientes para tratar de asegurar el triunfo.
En estos casos, la historia veracruzana ha constatado que las mañas y actitudes caciquiles, los gruesos programas sociales, los padrones reales que no ven transparencia, los recursos malhabidos para mal utilizarse en campaña, las trampas pueblerinas y los apoyos burocráticos de malos trabajadores del estado, no inciden y no prosperan en las decisiones finales de la población ni en las elecciones para gobernador.
Y otro aspecto relevante, a tomar en cuenta, será el desgaste de marca y los antecedentes individuales, que cada candidato cargará necesariamente en sus recorridos por los 212 municipios.
Hágase la luz, y que estos meses de abril y mayo sirvan para alumbrar mejores tiempos, de cara al primer domingo de junio, en que habrá una gran lucha por acercar los votantes a las casillas y a las urnas. Y los candidatos tendrán que vigilar la defensa del voto y la integridad de los ciudadanos que cuidarán el proceso y acudirán a emitir los votos.