La gente me señala/ me apunta con el dedo/ susurra a mis espaldas/ y a mí me importa un bledo…/ ¿A quién le importa lo que yo haga? ¿A quién le importa lo que yo diga/ yo soy así, y así seguiré, nunca cambiaré/. Estas son las líneas principales de una famosa canción ochentera del grupo español Alaska y Dinarama, que al paso de los años se convirtiera en himno de rebeldía y autoafirmación de algunos segmentos de población hispanohablante.
En el centro de Veracruz, un alcalde que sufre de frío y de escaso dinamismo, ha tomado como suya esta pegajosa melodía, entonándola de manera recurrente y justificante. Hipólito Rodríguez Herrero, el académico alcalde de Xalapa, ha olvidado los principios de la administración, como también olvidó sus atribuciones legales, la ética profesional y los objetivos sociales de la política. Los ejemplos de lo anterior son ampliamente conocidos y comentados. Esta semana no quiso pasar desapercibido.
Este junio el alcalde se mandó a hacer una camisa a la medida para presumir una transparencia municipal, que no tiene sentido porque el hombre no ha dado resultados suficientes y tangibles. El cuarto lugar nacional en transparencia, dijeron y publicitaron los presumidos involucrados en ese floreciente sainete.
Aún no se sabe cuánto le costó a los xalapeños tal ocurrencia, firmada por una ¿consultora y evaluadora? denominada CIMTRA, que hasta ayer por la tarde en sus rankings, no contemplaba a Xalapa en el dichoso cuarto lugar conseguido quizá con heroico esfuerzo (como lo demuestra la imagen del último informe publicado en su página ayer mismo, que antecede este editorial. Dar click para ver Ranking Municipal).
Cabe hacer notar que el día que estaban realizando el acto teatral del transparente reconocimiento, tuvo como comparsa al alcalde de Tlajomulco de Zúñiga. Por desgracia para el viajero del bajío, ese día hubo terrible balacera en ese municipio jalisciense conurbado con Guadalajara, como ha venido ocurriendo en los meses recientes. ¿Transparente coincidencia?
Ayer en la capital veracruzana, y a tono con el ciclón mediático del nepotismo gubernamental criticado por los jarochos, los reporteros preguntaron a Hipólito sobre dos notables personajes que trabajan en el Ayuntamiento: Canek García Jiménez y Zulekey Citlalli Hernández Garrido, hermano y sobrina del gobernador Cuitláhuac.
Estas son las sorprendentes palabras que contestó el valeroso mandatario municipal de Xalapa:
“¡A mí no me importa que sean hermanos o sobrinos del diablo!”. También aseguró que no había conflicto de intereses, y como inmenso sabelotodo 4T, concluyó reflexionando una propuesta de vanguardia: “que el concepto de nepotismo se debería modificar para que solo aplique cuando los familiares no tengan perfiles, y no solo por ser familiares de los funcionarios”.
Ante tal caudal de conocimiento y justiciera iniciativa, es oportuno recordarle al erudito edil, que el marco de acción de un alcalde y su ayuntamiento está regido por la Constitución y las leyes reglamentarias y son objeto de la observación ciudadana, con cuyos impuestos se pagan todos los gastos municipales, incluidos los emolumentos y prestaciones de los servidores públicos, bautizados por AMLO como servidores de la nación.
Y si a Hipólito no le importa eso, sí le importa al pueblo que lo eligió y a la sociedad a la que él se debe.