Ante el tribunal que lleva su caso en Guatemala, el día de ayer, lejos de ver a un hombre acabado, preocupado o con muestras de la profunda depresión que informaron algunos periodistas hace poco, el tipo risueño y barbón que vimos en los medios de comunicación, no pareció un recluso disminuido, que tuviera que subsistir con altas dosis de pastillas.

Más bien, su rozagante y arreglada imagen, preparada como para las cámaras y reflectores, parecía la del poderoso Javier Duarte de los tiempos de la gubernatura, que solía degustar las ricas tortas de “La Rielera”, que en helicóptero le llevaban a Xalapa desde Córdoba, su tierra adoptiva.

Su actitud ante los fotógrafos fue unas veces retadora, otras, divertida. Como si se tratara de un Chucho “El Roto” veracruzano, similar a aquel bandolero bonachón que robaba, aunque sólo para ayudar a los pobres de su familia. Pero también se vieron en el exgobernante, gestos de quien viene dispuesto a desafiar a su sucesor y poner en aprietos a muchos más.

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Lo primero que puede pensarse, es que Javier Duarte ya negoció protección para su familia, y sobre todo, que se está allanando al mejor camino posible. Al camino pavimentado que le brinda su amigo Enrique Peña Nieto, quien podría facilitarle una sentencia favorable y benevolente, de aquí a la fecha en que saldrá del Palacio Nacional. Entonces, por ningún motivo convenía retardar la decisión de no allanarse a las solicitudes de extradición, por ahora a la estatal y en unos días, la federal.

Sobre ese posible arreglo en la cúpula, basta observar a la señora de la abundancia. Karime Macías, su esposa, no quiso vivir en el mundo de los pesos, o de los dólares, o de los euros. No, la dama prefirió la alcurnia y el alto mundo de las libras esterlinas en Inglaterra, donde hay nannies y colegios súper exclusivos para que los niños aprendan el inglés británico, no el corriente de Miami, Los Ángeles o Nueva York.

De que el exgobernador está pensando en la venganza, no hay duda. Es una cuestión de naturaleza humana, simplemente. Ya habló ayer de “cuestiones irrisorias” cuando le mencionaron las denuncias de Yunes. Y ya deben estar nerviosos los que fueron sus colaboradores, más que nada aquellos que lo traicionaron y que han actuado como proyunistas, y que para su propia desgracia, desempeñaron atribuciones legales que ignoraron, cuyo incumplimiento sí los puede llevar a penas largas.

Ayer se recordó algo que sucedió hace cerca de un año. Aquel famoso tuit defensivo que escribió Duarte la mañana del 27 de julio anterior, a raíz de una declaración de Yunes Linares ese día. Javier Duarte tuiteó: “Celebro que PGR participe en la investigación derivada de la ridícula denuncia que presentó en mi contra M. Yunes. La verdad nos hará libres”.

Acaso Duarte ya consiguió un salvoconducto legal para su familia y un convenio de seis o siete años de cárcel, con el Presidente de la República que lo ensalzó como ejemplo nacional. Acaso la verdad que aludió, son los millones de pesos del erario veracruzano, que él presuntamente aportó al peñismo para campañas políticas priistas.

¿Será esa la verdad que en pocos años, lo hará libre a él, como ya hizo libre a su familia?

Por lo pronto, Duarte hizo publicar ayer mismo una carta que es reveladora. El tiempo será el que nos desvele la trama política de esta sucia historia.

Para qué complicarnos la existencia.

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