Desde los meses en que era duramente cuestionado como secretario de infraestructura y obras públicas en el gobierno del cambio, algunos avezados políticos pensaron que Julen Rementería iba a necesitar fuero en el momento en que se calificara su oscura gestión, ya lejos del cargo.

Eran diversas las razones de esa anticipada preocupación: obras contratadas y concluidas sin pago, provenientes de la anterior administración; contratos a modo, para realizar obra urgente y financiada en la propia gestión yunista; demandas laborales sin atender, por despido injustificado de numeroso personal con años de antigüedad. Y por si fuera poco, el sinnúmero de licitaciones supuestamente amañadas en favor de pseudoconstructores, prestanombres y empresas foráneas.

Sin embargo, y como candidato a senador por el PAN-PRD, la fórmula que encabeza junto a la señora Jazmín Copete Zapot, pudiera no llevarlo al ansiado fuero. Desde hace algunos días y hasta el domingo de la elección, Rementería tendrá que sortear los obuses mediáticos que le dirijan desde alguna preocupada instancia. Y también es posible que otra fórmula contendiente (la priista verde) saque fuerzas del más allá, para hacer el sprint final y logre cambiar el resultado de esa competida carrera por el senado.

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Pero Julen no es el único que recibe semejante bombardeo. También el hombre de la mancha y su pupilo el bailador, están siendo estrategicamente acribillados. José Mancha, el dirigente estatal del PAN que se ha convertido en todo un cacique huasteco, tiene una bonita colección de blancos a los que le tirarán en estas semanas. Una parte será fuego amigo; y la otra vendrá de sus jurados enemigos en el norte y en Xalapa.

En el caso de Sergio Hernández y sus afanes para reelegirse como diputado local, al muchacho del ritmo y la chunchaca, hay mucho que señalarle. Y a esto ayuda el hecho de que algunos diputados y aspirantes conocen a detalle ciertas menudencias y no terminan de digerirlo con todo y su arrolladora simpatía.

En realidad, estos tres mosqueteros azules disfrutan bien su encomienda y han hecho suyo el consabido lema de “todos para uno y uno para todos”. Los tres personajes están bien dispuestos a sacrificar su deteriorada imagen, si esto ayuda a entretener a los molestos veracruzanos que no quieren a un sucesor en palacio proveniente del estero.

Porque, regresando al tema Julen, quién puede creer que al señor Mancha, sólo le hubieran asignado los dos o tres contratos de obra que filtraron a los medios de comunicación.

  El político-empresario tuxpeño y su red de negociantes embozados, no pactaron lo que pactaron, a cambio de unos cuantos contratos. Eso se podrá comprobar en fecha próxima, y con ello cumplirse aquella máxima católica de que a todo santo le llega su fiesta.

Julen, Mancha y Sergio parecen conocer el ciclismo de montaña y sus secretos para alcanzar el triunfo. Los coequiperos deben sacrificarse, distrayendo y obstaculizando a los otros corredores, para asegurar que llegue a la meta el que quieren convertir en campeón, y que no es otro más que Miguel Ángel Yunes Márquez.

El edificio del yunismo azul requiere de eficientes pararrayos. Y los azules convenencieros cumplen con gozo ese papel. Aunque estén un tanto manchados a causa de las inclemencias del tiempo.

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