14.03.2016

A escasos nueve días de que se recuerden los 23 años el asesinato del candidato del PRI a la Presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio Murrieta, ayer, Héctor Yunes Landa fue formalmente electo como candidato a la gubernatura de Veracruz, en la denominada convención de delegados del otrora arrollador partido tricolor.

Yunes Landa realizó una “precampaña”, entre la militancia priista para obtener su nominación formal, teniendo enfrente a un mozo de estoques, Héctor Herrera Bustamante. Personaje que sólo fue utilizado para sacar el máximo provecho a los spots en los medios, recorrer el estado de Veracruz e intentar meter en la cabeza del electorado el nombre de Héctor.

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La conclusión de las “precampañas” a la gubernatura definen formalmente el nombre de los aspirantes a ocupar la oficina más importante del palacio de gobierno de Veracruz, para el siguiente periodo de dos años, por única vez. Nada más. La situación es sumamente complicada para Héctor Yunes, las expresiones de intranquilidad de diferentes actores políticos y en las diversas esferas sociales así lo evidencian.

Las circunstancias en que se encuentra Veracruz indican que a la campaña hay que entrarle con toda la fuerza, sin actitudes triunfalistas, dejando a un lado la soberbia y la autocomplacencia, apelando al voto mayoritario de los jóvenes, mujeres y hombres, con las formas y herramientas de comunicación que ellos manejan.

La gente todavía recuerda campañas triunfalistas con derrotas vergonzosas, como las han tenido los dos Yunes. Ahora, Héctor y Miguel Ángel coinciden en sus discursos: pleitos y anticorrupción, aunque en los hechos haya muchas cosas que se recuerdan y comentan. Es necesario enarbolar paz, trabajo, progreso y honestidad trabajando el segmento mayoritario de los votantes, hombres y mujeres entre 18 y 50 años.

Todos saben de la situación dominante en Veracruz: finanzas públicas quebradas, crecimiento de la pobreza, inseguridad, desempleo, y sobre todo la impunidad y corrupción en que ha caído el estado en los últimos sexenios a causa de administraciones corruptas e incompetentes.

Así pues y como dice la canción de “La Bamba”, el himno veracruzano más popular que el del maestro Francisco Morosini, para ganar la gubernatura “se necesita una poca de gracia y otra cosita”.

Es tiempo de corregir, encauzar, de echarle los kilos y los quintos. No es suficiente pregonar que se es limpio, honesto y con amplia trayectoria porque “para subir al cielo, se necesita una escalera grande, y otra chiquita”.

Héctor Yunes alcanzó la gracia de ser candidato y los otros aspirantes también lo harán. Ahora falta conocer si obtendrán “la otra cosita”. En este caso, el reconocimiento y el sufragio de los votantes. En la canción de “La Bamba” tampoco se puede olvidar que “no hay quien se quede, con las mentes infieles” (AF).

 

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