Alex se sentía afortunado y feliz con su nueva apariencia. A hurtadillas cruzó por pueblos y ciudades de España, comprobando que nadie se fijaba en él. Ni siquiera cuando había realizado algún trámite bancario. Sus nuevos documentos de identidad le costaron una suma de dinero que pagó con gusto. Quien los elaboró demostraba ser un profesional que sabía bien lo que vendía. Al final no fue un gasto, sino una auténtica inversión. Y lo mejor es que me siento libre, sin esa maldita bruja que llevaba sobre la nuca, pensó con alivio.

Había llegado a Casablanca solamente porque su vieja afición al cine le recordó esa magnífica cinta protagonizada por Bogar y Bergman. Estuvo en el café Rick’s y bebió tres rones escuchando la suave música de Issam Chabaa al piano. Su adicción a esa película lo llevó a descubrir un día que Humphrey era más bajito que Ingrid.

Le urgía volar a otro destino, pero no resultaba sencillo. Como Pilar era funcionaria del ministerio del bienestar, se excusó por no poder acompañarlo al viaje a Paris que él le había propuesto. Entonces decidió que mientras encontraba otro plan y otra compañía, utilizaría unos días para conocer esa moderna ciudad musulmana de fuerte influencia francesa.

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Un taxista lo acompañó al Museo Judío y al Zoco de la Medina Nueva. Allí conoció el mercado de las aceitunas y el de las especias. Pero quedó fascinado cuando llegaron a la tienda de antigüedades finas: teteras, bandejas, cristalería, cuadros, papiros, viejos mapas de expediciones marinas y cientos de tesoros más.

Desde la terraza de su habitación en el Four Seasons, una tarde disfrutaba la paz del anochecer y el tibio clima norafricano. Los tonos rojizos del ocaso del sol y la claridad de la luna le acercaron recuerdos e historias de los años pasados.

Pensó en su finca de El Florito en la entrañable Galicia. Una propiedad antigua que había adquirido y renovado cuando era presidente de la Xunta. Sólo en el verdor del campo, en medio de los floridos jardines, sentía que descansaba de las grandes responsabilidades del gobierno. Cuando compró el viejo y deteriorado inmueble, supo que la gente de posibles habló de su persona con envidia. Sabían que él era el único que podría dar vida a ese lugar.

Y lo hizo, tal como lo dijeron. Después de reacondicionarlo y decorarlo con gran estilo, Gabriela organizó la primera fiesta. Para cincuenta exclusivas parejas; cien personas, ni más, ni menos. Gente ilustre, como ellos. Con suficiente poder adquisitivo, cosmopolitas y dispuestos a disfrutar los más caros placeres.

Gabriela había contratado en Madrid al personal que atendería ese primer encuentro de poderosos. Los trabajadores habituales fueron retirados una semana, cuidando al máximo la secrecía y discreción. Ordenó los mejores platillos. Los vinos serían de la cava de la casa, la más abundante y selecta de la provincia.

Aquella noche, diligentes empleados uniformados recibían los lujosos automóviles de los señores que llegaban. Después de verificar los nombres de los invitados, cada pareja era conducida al salón principal por una hermosa joven cubierta por una túnica azul cielo al estilo griego, mientras una orquesta de cuerdas amenizaba la velada. Alex y Gabriela, los radiantes anfitriones, fueron prolijos en abrazos, besos y saludos. La jet set regional y nacional era reunida por primera vez en El Florito: políticos, empresarios, hacendados y artistas de renombre. Una noche para recordar.

Desfilaron los vinos, el champan y los canapés antes de la cena. Alex dio la tradicional bienvenida, resaltando el esplendor que había alcanzado Galicia durante su gestión. Mientras cenaban, un tenor italiano ofreció algunas piezas ligeras. A la media noche pasaron a los postres. En ese momento, Gabriela, ataviada con un espectacular vestido color turquesa, hizo el anuncio esperado.

“Apreciables amigas y amigos, me complace informarles que esta noche hemos organizado para ustedes una exclusiva subasta de pinturas antiguas, de esculturas realizadas antes del siglo XVIII y de una sorpresa especial para los amantes de la historia patria. Como se les dijo en la tarjeta de invitación, la cifra mínima de salida será de diez mil euros y las ganancias serán entregadas a la beneficencia. Todas las obras cuentan con los certificados de autenticidad y permisos para su uso privado y público, garantizados por la autoridad de turismo y cultura de la Xunta. Les ruego pasar al salón contiguo, en donde podrán admirar las obras.”

Esa noche la gente importante del país pudo adquirir cuadros de los pintores más destacados de Galicia; la belleza de las esculturas obligó a los participantes a incrementar sus propuestas para apropiarse de ellas. Como la puja por algunas obras se alargó, a las seis de la mañana del día siguiente, la propia Gabriela atrajo hacia ella a Alex, para que desvelara la sorpresa de la subasta.

“Señoras y señores, es un honor traer a esta inigualable velada, ya en el amanecer del nuevo día, un documento histórico, que por su relevancia y valor, podría estar custodiado en alguna institución de cultura de este país. Sobre la mesa principal del salón, se encuentran los originales Tratados de Santiago. Debo informarles que el documento que se encuentra en el archivo de la nación, es un segundo original realizado en papel de mayor grosor y resistencia al paso del tiempo. El documento que tenemos aquí, firmado en papel Biblia, fue encontrado en 1850 en un mercadillo en El Cairo. De ahí pasó a varios sitios, de donde llegó a Roma y en esa ciudad, gracias a las relaciones que ha hecho mi querida esposa, pudimos adquirirlo a unos negociantes de arte. Es una auténtica joya que podrá engalanar su biblioteca. A ver quién de ustedes es el afortunado que se queda con él.”

Alex recordó la media hora que duró la subasta de la pieza histórica, adquirida después de una disputada puja por el empresario constructor más exitoso de Galicia, quien fue bastante generoso con la causa altruista que auspiciaba Gabriela.

Cuando reparó en la importancia de ese documento nacional, descubrió que no sabía a qué obra social fueron destinados los recursos conseguidos aquella mágica noche en El Florito.

Continuará…

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