Los milagros se dan cuando existe fe. Y quizá por la crisis económica que vive Veracruz, se observa en el gobierno estatal una época de fe católica. Se vio desde el primero de este mes de diciembre en que el gobernador Yunes Linares rindió protesta. Ese día en el Congreso, entre los invitados especiales y cercanos a él, estaban dos de los más importantes obispos en la entidad.

Ayer, mientras se rendían honores multitudinarios a la Virgen de Guadalupe en la Basílica de la Ciudad de México y en el Santuario de El Dique, en Xalapa, en el WTC (World Trade Center) de Boca del Río, se verificaba un milagro. Los veracruzanos por fin conocieron la verdadera situación financiera del gobierno del estado. Nadie, hasta ayer, había informado, con tal precisión, con pelos y señales, el estado real en que se encuentra la administración pública estatal.

Todo el año corrieron los montos del desorden y el desfalco. Todos distintos. Pero por fin ayer en Boca del Río, se informó la cifra definitiva y se explicó cómo se llegó a ella.

Anuncios

Pero el milagro auténtico del día, fue la sensación de credibilidad que dio el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares. Por una parte, el sentir ciudadano de que después de tantos devaneos, alguien pudo mostrar una verdadera política de seguridad pública en beneficio de la gente de las ciudades y del campo. Sin duda, el principal reclamo de la población veracruzana.

Por la otra, transmitió tranquilidad en el manejo de la administración, no sin dejar por sentado que llevar al orden las finanzas públicas, implica sacrificios para todos. Primero para la población, quien deberá entender que el desfalco ocasionado en las dos anteriores administraciones –según afirmó—, llevará a un escrupuloso manejo en todas las áreas, y por ende, a una disminución de beneficios gubernamentales.

En segundo término, para los proveedores y contratistas que reclaman adeudos. Dejó bien claro, que les pagará a aquellos a quienes se deba, pero los que insistan en cobrar deudas inexistentes, serán conducidos a las autoridades correspondientes, con sendas denuncias en su contra. Incluyendo a los servidores públicos que hayan participado en esas oscuras componendas.

A este respecto, hizo referencia a obras que no se construyeron y a funcionarios de fiscalización estatal que las validaron como realizadas, por lo que hará las denuncias respectivas.

Terminó señalando las obras y acciones que sí se podrán realizar y también el aspecto más significativo para la burocracia veracruzana. Un mensaje que habrá disgustado a los cientos de aviadores, en el sentido de que no habrá consideración para ellos. Pero al mismo tiempo, de tranquilidad para los auténticos trabajadores. Aseguró que los que sí hayan trabajado no deben temer a que los despidan.

La sensación que dejó al auditorio del WTC de Boca del Río y a la población que lo siguió por televisión y redes sociales, es la de que Veracruz cuenta con un gobernador fuerte, que sabe dónde está parado y que tiene los tamaños para afrontar los graves problemas existentes.

Pudiera analizarse la conveniencia de que este mini informe de actividades con preguntas y respuestas, se convierta en ejercicio mensual o trimestral de comunicación directa entre sociedad y gobernante, llevándolo a diferentes escenarios a lo largo y ancho del estado. Así sí podría hablarse de un gobierno cercano a la gente, como él ofreció en su campaña y en su protesta.

Publicidad