Lo que está sucediendo en México durante los últimos meses ha modificado el sentir de la población con respecto al presidente de la República, a los gobernantes de los estados y municipios, a las instituciones públicas y a los diferentes partidos políticos.

Primero fueron los actos de corrupción descubiertos a varios gobernadores; después, la aparición de Donald Trump a finales de agosto pasado y su posterior triunfo electoral para ocupar la presidencia de Estados Unidos, con todas las declaraciones contra nuestro país. Por último, el gasolinazo de principio de año y los subsecuentes saqueos y movimientos de inconformidad.

De lo ocurrido, y como era de esperarse, el principal perjudicado ha sido el ejecutivo federal, Enrique Peña Nieto y su partido.

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El día de ayer, el periódico Reforma dio a conocer los resultados de una encuesta nacional, realizada a raíz del aumento al precio de las gasolinas. Los datos muestran que el PRI descendió al tercer lugar en intención del voto, con un 17%; el PAN ocupó el segundo lugar con un 24% y MORENA, que viene creciendo, obtuvo el primer lugar, con un 27%.

El 85% considera injustificado el aumento de precios en las gasolinas y el mismo porcentaje de personas duda del buen uso de los recursos que se obtengan por ese incremento.

La tasa de aprobación de gestión del presidente llegó a un 12%, cuando en agosto alcanzaba el 23%, lo que indica que la de este mes, es la cifra más baja obtenida por un presidente mexicano desde que ese diario inició la encuesta hace 21 años.

Los datos de Reforma hacen pensar que el panorama para el partido en el poder, es bastante negro y puede volverse aún más tenebroso si no se castiga a los gobernantes corruptos emanados de él, como sería el caso del veracruzano Javier Duarte.

En Veracruz, la gubernatura la obtuvo una coalición PAN-PRD, que trata de mantener la confianza de la población para ganar la mayor cantidad de alcaldías el 4 de junio próximo. Sin embargo, la sociedad empieza a perder esa confianza debido al despido de miles de burócratas, cuyas familias pasarán la factura en las urnas electorales. Y si el ex gobernador Duarte y sus cómplices no son detenidos antes, como lo ofreció el gobernador Yunes Linares en su campaña, la situación puede ponerse más complicada para los equipos azules y amarillos.

Ante este escenario, la sociedad comenta la posibilidad de triunfo de candidatos de MORENA, antes que de otros partidos. Algunos analistas políticos mencionan una diferencia en favor de este partido, superior a 17 puntos porcentuales, con respecto al segundo lugar.

En el caso del PRI veracruzano, después de la salida de Amadeo Flores, están manejando fórmulas para dirigirlo. La llegada de Silvio Lagos, una de las que se comentan, indicaría una futura coalición con el PVEM, enfocada más que nada a rescatar algunas alcaldías y a reposicionar a operadores políticos regionales que se observan apagados, en preparación para la lucha por la próxima gubernatura en 2018.

Mucho de lo que puedan lograr los rojos y los verdes va a depender de los fallos que se sigan sumando en la gestión gubernamental y en la operación política de Miguel Ángel Yunes Linares.

Dicen en el pueblo que el caminante que llegó en diciembre ha empezado a perder el norte. A ver si lo aprovechan sus opositores.

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