Si los partidos políticos recién autorizados en Veracruz en verdad quieren comenzar con el pie derecho en los caminos de la lucha electoral, sus directivos tendrán que entender que para tener penetración en la sociedad, hará falta algo más que llenar de fotos y videos las redes sociales.
Tienen escasos meses para darse a conocer entre la población. Tendrán que ir a donde esta se encuentra, más allá de esas redes masificadas que suelen utilizarse para todo, pero que no funciona para todo tipo de asunto. Ahí está el caso de muchos profesionales de la salud, de publicistas, de arquitectos o de políticos flojos que, a pesar de aparecer diariamente por miles de minutos, no logran trascender comercial o políticamente en los términos que ellos quisieran.
El hecho de que miles de usuarios hayan visto una fotografía o una frase, no significa necesariamente que esos usuarios hubieran recibido y aceptado el mensaje del producto que se desea promover. El problema va más allá de esa intención o salida cómoda que solo demuestra que es mejor hacer algo, que nada.
Será indispensable caminar a ras del suelo, visitar colonias y congregaciones, hablar con jefes de familia y con dirigentes locales, con liderazgos regionales y medios de comunicación acreditados, y con todos ellos difundir plataformas ideológicas de partidos y programas de trabajo tendientes a un acercamiento efectivo con los ciudadanos.
En el territorio veracruzano comienza a percibirse la participación de Francisco Garrido, de Cynthia Lobato y de Yolanda Gutiérrez. Quizá haya otros actores que realizan trabajos enfocados a lo mismo. Del otro lado se observa a personas de la sociedad que se esfuerzan por ser tomados en cuenta para las diversas candidaturas.
Los dirigentes de esos partidos tendrán que luchar para conseguir adeptos, militantes, simpatías y recursos para movilización y, sobre todo, para obtener la credibilidad de la gente en los partidos políticos, tarea sumamente difícil en estos tiempos, en los que nadie cree en nada -ni siquiera en la buena fe- época en la que el poder gubernamental trata por todos los medios de obstruir, manipular o invisibilizar.
Todas esas nuevas formaciones políticas deberán estar conscientes de que como nunca antes, el poder ejecutivo federal hará hasta lo imposible para mantener sus posiciones ganadas después de 20 años de brega social. El gobierno de López Obrador buscará ganar todas las posiciones, amparándose en la fuerza popular sostenida con los multimillonarios recursos de los apoyos sociales.
Podemos, Unidad Ciudadana, Bienestar y Justicia Social y Todos por Veracruz, son cuatro partidos que tienen que entender que las armas del siglo XXI son muy distintas a las viejas armas de los partidos tradicionales, de donde todos ellos provienen. La movilización de la sociedad y de sus mejores representantes, constituirá la fuerza intelectual y política que podría hacer diferencia en 2021 y en 2024.
Ojalá y se entiendan las nuevas circunstancias del mundo.