José Antonio Flores Vargas

Interesantes datos proporcionó ayer el director de Parametría, Francisco Abundis en el artículo publicado en el diario Milenio, titulado “Corrupción: un elemento que cobra peso entre los electores”. El articulista invitado de ese importante medio, dio a conocer los resultados de un estudio demoscópico realizado a los ciudadanos que salieron a votar en 12 estados de la república, el domingo 5 de junio.

Mediante encuestas de salida, se preguntó a los votantes qué tema era más importante en la elección, debiendo elegir entre inseguridad, economía y corrupción. En Chihuahua el 24% de la gente contestó que la corrupción, por lo que ocupó el primer lugar con esa respuesta. En el mismo sentido, Veracruz alcanzó el tercer lugar con un 19%.

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El autor de la encuesta destacó que los resultados son consistentes y muestran que la corrupción, como motivación de voto de castigo, fue fundamental en los estados de Chihuahua, Veracruz y Quintana Roo.

En Veracruz, la corrupción gubernamental es un tema cotidiano desde hace varios años. Como si fuera una peste sin control, ha invadido y contaminado prácticamente toda la administración pública. Sin embargo, hasta ahora sigue perdurando la impunidad, y pocos creen que pueda revertirse. Esta realidad ha ocupado la mayor parte del discurso de Miguel Ángel Yunes Linares, antes y después de su elección como gobernador.

Está tan presente el tema en la sociedad, que ya se piensa en que se debe citar a alguien que pueda tener información suficiente y veraz para empezar a deshacer el embrollo del desfalco veracruzano. Sin duda, el más acucioso conocedor del tema, hasta el punto del doctorado, es el Contralor General del Estado. Por lo que sabe y calla, Ricardo García Guzmán, bien podría presentar una crónica de la corrupción, con todos los pelos y señales, que coadyuven a los procesos legales correspondientes.

Como responsable del control y vigilancia, de las auditorías gubernamentales y de las responsabilidades de los servidores públicos, seguramente junto con sus colaboradores inmediatos, será el primer requerido por las autoridades judiciales competentes, que no han olvidado las denuncias que presentó la Auditoría Superior de la Federación (ASF), como informó su Titular hace pocos meses.

Es probable que García Guzmán allí coincida con Lorenzo Antonio Portilla Vázquez, actual responsable del Órgano de Fiscalización en Veracruz, que también conoce los entretelones de esos presuntos desmanes administrativos y a sus responsables, y con la hermandad que guardan, apliquen sus conocimientos de la ética pública para esclarecer los múltiples señalamientos de corrupción acumulados a la fecha.

Por lo pronto, en los próximos días comenzará la danza de ex funcionarios públicos, a los que les resultó cita en la Procuraduría General de la República (PGR). Seguramente ahí vomitarán parte de la historia que aún no se conoce públicamente. Esto demuestra que las famosas denuncias de la ASF, nunca fueron atendidas ni mucho menos archivadas, contrario a lo declarado por el propio Contralor del Estado.

Los veracruzanos esperan que esa crónica incompleta que presentará García Guzmán en la PGR, tenga el final que contempla la Ley y anhela la población, y no quede como una historia sin desenlace. La sociedad está atenta al castigo que se imponga a todos aquellos que hundieron a Veracruz.

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