Este 7 de junio, día en que se celebra la libertad de expresión en México, es oportuno reconocer la dificultad que existe en estos tiempos para el ejercicio del periodismo en nuestro país y en muchos otros lugares del mundo. A veces, por las complicadas condiciones políticas o de naturaleza diversa, que impiden el desarrollo de esta actividad. Otras, por la autocensura que se imponen los propios medios de comunicación y periodistas, buscando salvaguardar su integridad, su familia y su patrimonio.

Particularmente en lo que va de este siglo, en este país se ha dado un escandaloso número de agresiones, atentados y asesinatos de periodistas en distintos estados de la república. Veracruz ha sido uno de los más afectados por este problema que incluso lo ha llevado en no pocas ocasiones a la prensa internacional.

Pero lo más lamentable que puede haber, es la proclividad de las autoridades y gobernantes a criminalizar a los periodistas caídos, o en el mejor de los casos, a señalar que el profesional de la comunicación “se ganó el castigo por decir cosas que no debió decir”.

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Ha sido tanta la ocurrencia de hechos delictivos en contra de reporteros en varias entidades federativas, que en estos momentos la reiterada queja nacional e internacional ha motivado el compromiso presidencial de hacer algo más serio para disminuir estos casos. Se ha hablado de un mayor presupuesto federal para este objetivo, y también, al más puro estilo porfiriano, armar y componer comisiones para cuidar y proteger a los periodistas.

Aparte de ocupar el deshonroso lugar de mayores crímenes contra periodistas en estos 17 años, Veracruz también vive tiempos de desaparición de medios de comunicación, debido a que se ha cerrado la llave de los recursos públicos destinados a la difusión de las actividades de gobierno. En su lugar, y con sobrada ligereza, se ha pensado en una política de difusión a través de las redes sociales, que se supone, cumplirán con la labor de difusión que la Ley obliga. Con esta medida que desalienta la profesión periodística, pagan justos y pecadores por igual, y sobre todo, se pretende apretar o acallar la línea editorial de los medios que logran pervivir.

Esos valientes y valiosos medios que no han podido ser desaparecidos del escenario periodístico, día a día se esfuerzan por sobrevivir, por ser mejores y por mantener su libertad, con respeto y objetividad en beneficio de la sociedad, de las organizaciones de toda índole, de los sectores productivos y de las mismas autoridades.

Para ellos, vaya la más sincera y calurosa felicitación de Palabras Claras, especialmente para todos aquellos periodistas de a pie, que día con día se esfuerzan por dar a conocer lo que acontece en Veracruz.

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