Gracias al garrafal error de la aprobación del delito de ultrajes en Veracruz, el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez está engrandeciendo a Dante Delgado Rannauro. Por lo que se observa en las últimas semanas, la administración cuitlahuista optó por utilizar el nombre del líder nacional de Movimiento Ciudadano y el caso de su colaborador detenido en el reclusorio de Pacho Viejo, para hacer que la población veracruzana se olvide de la pobreza de resultados del primer gobierno morenista.
Al gabinete local y a su jefe no les avergüenza que la sociedad deba hurgar en Facebook si es que hay avances de los programas y si es que hay alguna obra estatal en su municipio. Sólo los máximos cargos del organigrama publicitan allí sus irrisorios logros y las reuniones y chapeos en que se manifiestan. Son mínimos los colaboradores que voluntariamente se animan a mencionar allí obras o acciones o noticias sobre ello.
Pero eso no es lo más grave o lo que más preocupa a los veracruzanos. Lo que se encuentra en alerta permanente son los altos niveles de inseguridad, la impunidad creciente, la rampante corrupción y el persistente nepotismo de la cúpula, lo que día tras día molesta e indigna a todos los sectores. Y justamente esos factores inocultables son los que una persona como Dante Delgado va a aprovechar para hacer campaña a gusto y para llevar más agua a su prodigioso molino que no deja de moler a los adversarios y de acrecentar imagen y frutos en el país.
Este comentario surge a partir de que el equipo cuitlahuista se ha dado a la tarea de desacreditar a Dante y a Monreal (con “periodistas” sin credibilidad, de traición y carteristas sexenales), siguiendo la línea de AMLO. Pero en Veracruz el presidente López Obrador no tiene un equipo fuerte y de auténticos resultados y respaldo social. El crédito obtenido en la elección presidencial y de gobernador en 2018, se ha ido diluyendo, al mismo ritmo en que aumenta el repudio al cuitlahuismo y a toda su cauda de corrupción, “honesta”, sólo porque lo repite el mandatario nacional.
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La 4T y el obradorismo tienen tache en Veracruz a causa de la inoperancia, torpeza y falta de sensibilidad de Cuitláhuac. Dante Delgado cuenta con territorio amplio para hacer de Movimiento Ciudadano un Movimiento Veracruzano para ganar otro estado a su causa. Aparte de la ausencia de resultados tangibles y creíbles de la 4T, tiene a su favor tres ases que difícilmente se pueden negar: la inseguridad pública, la impunidad y el insultante nepotismo que enarbola orgullosamente la familia gobernante y los capitanes que le auxilian.
Dante Delgado ha tirado demasiadas flechas y ha acertado muchas de ellas. Seguirá haciéndolo. Y su incansable cabalgadura domina montañas, llanuras, veredas y litorales.
El hombre del Face puede continuar en lo que sí sabe. Veracruz no es una simple red social, como muchos creen.
