José Antonio Flores Vargas

Con la muerte de don Luis Héctor Álvarez Álvarez, el Partido Acción Nacional (PAN) pierde a uno de sus principales fundadores y el último de sus ideólogos. Comprometido con la transformación democrática de México, fue un militante puro y duro de ese instituto político de derechas.

La biografía del ingeniero Luis H. Álvarez muestra que su arribo a la dirigencia nacional del PAN, en 1987 y su reelección en 1990, fueron claves para que el eterno opositor del Partido Revolucionario Institucional despegará y ocupará posiciones relevantes en el ámbito político nacional.

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Don Luis abrió la puerta para que por primera vez el PAN ocupará una gubernatura en México. Esa responsabilidad recayó en Ernesto Ruffo Appel, allá en Baja California en 1989. La última década del siglo XX, enseñó el significado de las “concertacesiones” políticas, terminó usado por el sistema político mexicano, encabezado en esos tiempos por el Presidente Carlos Salinas de Gortari.

La importancia de esa apertura “concertacesionada” desde la cumbre del poder, permitió que en el México del siglo XXI llegará a Los Pinos un Presidente emanado de las filas de Acción Nacional, así como una continuidad sexenal más.

La fuerza del PAN, los principios y virtudes que lo han llevado al triunfo en varias ocasiones, no se refleja de la misma forma en el sureste de la república, como hubieran anhelado sus ilustres fundadores.

Esta circunstancia puede ser producto de que los que han sido designados como candidatos o sus militantes, no tienen la menor idea de las raíces e ideología de Acción Nacional. Pero lo que parece más grave, es que los últimos dirigentes nacionales se han prestado a muchas corruptelas con los dirigentes estatales.

Veracruz es un ejemplo claro de esta degradación partidista. Hoy vemos a ex panistas “prominentes” que buscan la gubernatura del estado. Todos cambiaron la camiseta por un puñado de lentejas. Vienen viajando en un tobogán de colores en donde en realidad, los verdaderos militantes de ese partido, lejos de la molestia, se han enfrentado en una confusión que hoy los tiene pasmados.

Si las circunstancias electorales en Veracruz llegarán a favorecer al híbrido PAN-PRD, no será un triunfo de sus ideologías. Sin descubrir nada, el éxito electoral en Veracruz estará definido por la caja registradora o el tamaño de las maletas. La guerra de lodo no puede empañar lo que de origen viene sucio.

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