Como si se tratara de un apetitoso pastel o de las utilidades de una boyante empresa, muchos ojos están pendientes del reparto de magistraturas del Poder Judicial de Veracruz, que se dará en el esperado evento cumbre de este jueves 10 de octubre en el Congreso del Estado.

Atentos a ese proceso se encuentran los integrantes del Poder Judicial que encabeza Edel Álvarez, como también los miembros de la Legislatura, los líderes de los partidos políticos, los asociados de las barras y colegios de abogados, los diversos representantes de los grupos de poder estatal y, desde luego, los diferentes sectores sociales interesados en el tema.

Ese día, a propuesta del Ejecutivo del Estado, y con un mínimo de 34 votos que marca la ley, los diputados habrán de aprobar a los que se convertirán en togados, seleccionados previamente por el mandatario veracruzano. 

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Sobre este suceso se están hablando muchas cosas: que hay mano negra, que no se hará justicia a los que tienen más derechos, que hay manos meciendo cunas, que no se respeta la carrera judicial y que, como siempre, hay tiradores sin preparación, pero que se anotan a todos los concursos y convocatorias, gracias a que cuentan con padrinos o madrinas a quienes el sistema debe favores.

Por ese motivo no se extrañó la carta que un grupo de aspirantes o interesados -20 jueces o exjueces veracruzanos-, envió en días pasados a la secretaria de gobernación Olga Sánchez Cordero, pidiendo su intervención y supervisión como funcionaria garante de la gobernabilidad en México.

Los firmantes solicitaron que el gobernador Cuitláhuac García accediera a una reunión con ellos para ser escuchados en sus preocupaciones y pretensiones, considerando que él mismo pidió la opinión de barras y colegios y de la sociedad. Desean evitar que se privilegie la posición política, el amiguismo y los compromisos de grupo.

Recuerdan que hace poco en una primera lista, aparecieron algunos listos (recomendados con carrera o experiencia política, más que en los temas judiciales) que motivaron que la propuesta se convirtiera en simple borrador que fue a dar al cesto de papeles.

Uno de los aspirantes más cuestionados de este manoseado proceso, desesperadamente intenta subirse de nuevo al tren del poder. Es un abogado flexible y saltarín cuyo apellido recuerda al célebre mago, ilusionista y escapista Houdini.

Ojalá que en esta ocasión la objetividad y la carrera judicial se impongan en beneficio de la justicia veracruzana. Y que el ejercicio no termine solo en un mágico y magistral reparto de magistraturas. Los veracruzanos y la mayoría de los integrantes del Poder Judicial merecen que se trate con decoro esa institución.

¿Se hará realidad el cambio prometido? Ya iremos viendo.

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