Con lo ocurrido este lunes al fallido y costoso proyecto del aeropuerto de Texcoco, la opinión social y la de los opinadores famosos gira en torno a que el presidente electo dio un severo manotazo al sector empresarial mexicano, representado por importantes rostros encabezados por el multimillonario Carlos Slim.

Ayuda a entender este asunto con un criterio distinto al tema financiero, la lectura de los diversos estudios y diagnósticos ambientales realizados en las últimas décadas respecto a lo que representa o debiera representar el vaso regulador del lago de Texcoco. Pero hay que analizar varios de ellos, no sólo uno, para reconocer los puntos a favor en la decisión tomada por López Obrador en relación al asunto de la conservación de los recursos naturales y las frecuentes inundaciones en el Valle de México.

Desde luego que habrá pérdidas económicas que alguien tendrá que pagar: el pueblo de México y algunos negociantes que no hubieran calculado los diferentes escenarios. Pero no debe descartarse tampoco, que pudieron haber ocasionado temor en ese proyecto, los altos costos de mantenimiento perenne a causa de los hundimientos de las construcciones, de las terminales y de las pistas, que informan, ya se están presentando desde ahora. Quizá era mejor en un futuro, decir que se canceló por cambio de gobierno y no por deficiencias estructurales de proyecto o fallas interminables en el subsuelo y las cimentaciones.

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Pero este manotazo en la mesa con los empresarios, no es el único que requiere este país. Son varios más los que urgen.

Para cuándo, o con qué pretexto, Andrés Manuel dará los manotazos que nadie ha dado a otros grupos de poder. Por ejemplo, a los grupos delincuenciales y del narcotráfico que se han apoderado de vastas regiones y de no pocos gobiernos estatales y municipales (Tamaulipas, Veracruz y Guerrero, por citar algunos casos) y que hasta ahora parecen cogobernar con la presidencia de la república y con los gobernadores.

Para cuándo se dará el manotazo a los gobernadores y exgobernadores que han robado los recursos públicos y que la Auditoría Superior de la Federación tiene debidamente documentados en grandes y olvidados archivos. Si AMLO recuperara estos fondos que andan volando por diversos países, tendría de sobra para concretar sus propuestas de crecimiento más destacadas.

Y hay otros manotazos a considerar, además del que vendrá contra diversos grupos y empresarios periodísticos, que ya sugieren o anuncian desde hace semanas algunos ultramorenistas ávidos de autoritarismo y revancha.

Porqué no incorporar un estruendoso manotazo contra los intereses de no pocos líderes sindicales eternos y etéreos en el manejo de las cuotas y derechos de los trabajadores. Hay grandes muestras en los ferrocarriles, en la minería, en PEMEX y en la educación, por citar a los más significativos.

La sociedad valora los intentos para mejorar las condiciones políticas, económicas y sociales de los mexicanos. Pero también estará atenta a lo que no se haga, se minimice o se soslaye.

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