Si la contienda por la próxima gubernatura se definiera en una lucha libre a tres caídas, podría decirse que sobre el ring veracruzano está peleando por el triunfo un prodigioso gladiador que tiene enfrente a tres temibles pero controlables adversarios. Esto es lo que deja ver el impactante informe de acciones y resultados que el delegado de los programas federales del bienestar incluyó en su columna del lunes en el Diario de Xalapa.
Al analizar la información, firmada por el funcionario federal, se percibe que el verdadero poder en Veracruz no está en el palacio de gobierno de la calle de Enríquez, sino en las oficinas y presupuestos a cargo del superdelegado Manuel Huerta Ladrón de Guevara.
Quizá por esta garantía operativa de sus programas del bienestar, al presidente de la república no le importe mucho comprobar que en Veracruz las cosas de palacio van despacio, y que los pendientes de Cuitláhuac vienen y vuelven a llegar al revuelto río que le agitan diariamente sus ineficientes colaboradores.
Veamos los datos proporcionados por Huerta: en los dos millones, 250 mil viviendas que tiene Veracruz, los programas obradoristas llegan a 1.9 millones de hogares. En estos viven 637 mil adultos mayores que reciben una pensión; en muchas de estas casas, habitan los 230 mil cañeros y cafeticultores que reciben apoyos para la producción, o los 322 mil niños que reciben becas, mismos espacios donde tal vez cohabitan 275 mil estudiantes de preparatoria y 31 mil universitarios becados también.
Y si algunos de los hijos de esas familias, son parte del programa de jóvenes construyendo el futuro, 113 mil aprendices reciben un salario mínimo que nadie les quiso dar. Si en ese total de viviendas hay discapacitados, seguramente ya están dentro de los 86 mil veracruzanos que reciben un apoyo mensual.
Pero hay otros programas del bienestar: 22 mil pescadores reciben un apoyo anual de 7 mil 200 pesos, 56 mil ciudadanos reciben tandas del bienestar, 66 mil campesinos reciben empleo permanente con Sembrando Vida y 114 mil microempresarios recibieron créditos a la palabra. Todo esto quiere decir que en esas acciones se encuentra el poder transformador del presidente López Obrador, a quien no le importan mucho las ausencias, omisiones y carencias de sus gobernadores.
La pregunta que surge es si este poder colocado en las manos de Manuel Huerta, puede ser suficiente para construirle una candidatura viable a la próxima gubernatura. Y aquí viene una consideración importante: Huerta solo se moverá en esa dirección, si el ejecutivo federal se lo ordena. Pero precisamente por eso, podría pensarse en que él es el auténtico caballo negro para ese objetivo.
Para hacerlo realidad, primero se necesita vencer a los adversarios de las dos esquinas más débiles del cuadrilátero, y por último, concentrar la mirada en la esquina de enfrente, la del contendiente más duro.
Y qué personajes u obstáculos están en las tres esquinas mencionadas: cualquiera entre Ahued, Nahle, Zenyasen, o Érick Cisneros (quien, por cierto, se ubica en una de las esquinas del palacio). O un contendiente proveniente de la oposición germinal, en vías de aparecer.
O la real oposición en la arena, será el enorme descontento social contra Cuitláhuac García y su cauda de desaciertos. Montes Parra y su UGOCEP avisaron que presentarán denuncia contra el secretario de SIOP, Elio Hernández, respecto a 400 millones de pesos en obras, además de cuestionar las áreas cuitlahuistas de agricultura y desarrollo social.
Pero hay otros focos rojos. Acaso el adversario mayor será la inconformidad que aumente por las fallas en el sistema de salud, en la economía y en la seguridad pública, que tienden a crecer en todo el país, y cuya cara más visible es la alta mortalidad que augura el empeoramiento de la pandemia por COVID-19 en México. Las cifras irán dictando escenarios.
Pero también en el apacible territorio de Manuel Huerta hay enemigos embozados, que están sobre el ring sucesorio, minándole cerebro, fuerzas y simpatías. El delegado del bienestar debería atender y acabar de tajo con los problemas de imagen que le ocasionan dos o tres colaboradores que insisten en viralizar sus miserias humanas. O es que, por ejemplo, a Manuel le conviene que se hable de él en términos de machismo, misoginia o acoso laboral y sexual en sus oficinas, como en los calenturientos tiempos del PRI.
No sea que el ahora gigante del ring termine en la lona a causa de la soberbia, la insensibilidad y la impulsiva conducta que destruye visión y entendimiento. Hace muchos siglos, Homero contó que Nadie dejó ciego y en el suelo al poderoso hijo de un dios del Olimpo.
¿O es que no huele al caballo de Troya que tiene en su propio campo?