Aunque los principales medios de comunicación internacionales no prestaron mucha atención a la primera visita oficial de Andrés Manuel López Obrador a Estados Unidos este miércoles, el régimen morenista no ha escatimado esfuerzos para difundir con notable triunfalismo y profusión, la manera cordial y amigable con que el presidente de la república fue tratado por Donald Trump.

El pretexto para la gira al país del norte fue la entrada en vigor del T-MEC. Y Marcelo Ebrard Casaubón, el influyente secretario de relaciones exteriores de México, fue el que se llevó las palmas nacionales por el cuidado acompañamiento y la eficiente asesoría que proporcionó a AMLO.

De esta forma, Ebrard pudo cerrar un círculo de negociaciones efectivas que inició prácticamente desde julio de 2018 con los funcionarios estadounidenses, días después de que el tabasqueño ganara la elección presidencial.

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Pero el camino del canciller con el mandatario nacional no empezó durante los difíciles tiempos de la Cuarta Transformación. Este se originó desde hace 20 años, cuando Marcelo, entonces candidato a jefe de gobierno capitalino por el Partido Centro Democrático, decidió declinar en favor de López Obrador, que en esa época también luchaba por gobernar el Distrito Federal. Andrés Manuel tenía mayores apoyos para lograrlo, situación que hizo desistir a Ebrard de participar en esos comicios.

Cuando AMLO toma protesta, decide invitarlo como asesor político, nombrándolo meses después secretario de seguridad pública y posteriormente secretario de desarrollo social. Y cuando llega el momento de la sucesión, López Obrador decide apoyarlo para que se convierta en candidato a jefe de gobierno. Así el binomio logra triunfar en sus segundas elecciones en la capital del país.

Como jefe del Distrito Federal (2006-2012), Marcelo Ebrard, fue el único gobernante de las entidades federativas, que no reconoció el triunfo de Felipe Calderón a la presidencia. En 2010 fue considerado “El mejor Alcalde del Mundo” por la fundación londinense City Mayors, y sin problema concluyó su gestión. Pero al inicio del régimen de Peña Nieto, tuvo que enfrentar acusaciones no comprobadas de irregularidades en la construcción de la Línea 12 del Metro, además de que le adjudicaron la organización de la célebre trama de la Casita Blanca, contra Peña y su entonces esposa. 

Ebrard se autoexilió durante varios años desde 2013 en Francia, y después en Estados Unidos. En París vivió en un departamento de 70 metros cuadrados, con un sueldo de la ONU equivalente a tres mil dólares mensuales, según declaró en entrevista a Loret de Mola.

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Buscó años después a López Obrador y fue durante 2019, bajo su gestión ya como canciller, cuando se firmó el protocolo modificatorio del T-MEC. Acudieron por Canadá, su primera ministra; estuvo el representante comercial de Estados Unidos junto al poderoso yerno de Donald Trump, y por México, el propio Ebrard y su colaborador Jesús Seade, subsecretario para América del Norte y ahora candidato a la secretaría general de la Organización Mundial de Comercio. 

“Esto es algo histórico” señaló ese día complacido Robert Lighthizer, el funcionario comercial estadounidense, quien llenó de elogios al presidente de México. Nancy Pelosi, la influyente Presidenta de la Cámara de Representantes, aseguró que el texto negociado con el gobierno obradorista es mejor que el TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) firmado en la época de Salinas de Gortari.

La cercanía y confianza de Ebrard con López Obrador se ha manifestado en delicadas encomiendas políticas e internacionales que el ejecutivo federal le ha dado. Desde el inicio del gobierno, Marcelo ha sido el traductor oficial de sus conversaciones con mandatarios de naciones extranjeras. Y Marcelo parece tener las claves y las llaves para asegurar el mejor contacto y relación con Biden, para el caso que este derrote a Trump en los comicios de noviembre próximo.

La empresa Central de Inteligencia Política y el periódico El Universal acaban de realizar un estudio analítico que lo ubica como el secretario con mejor reputación mediática. Hace pocas semanas, Ebrard consiguió que México alcanzara un lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU.

¿Será Marcelo Ebrard el hombre fuerte de la 4T y el mejor prospecto para suceder a AMLO, y quien además podría apoyarlo a consolidar la Cuarta Transformación de la República?

Las circunstancias lo dirán. No hay que adivinar lo que vamos a saber.

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