8.04.2016

“Estamos perdiendo la guerra contra las drogas”, es una de las frases a las que acuden los políticos para hablar sobre el tráfico, distribución y consumo de las drogas. En México e incluso en Europa son temas difíciles de comprender, a pesar de que se tiene la idea de que en el Viejo Continente hay menos escándalo sobre el caso. Pero no es así, en nuestro país y en el mundo entero es un problema de salud pública.

Entrar al debate sobre el uso de la marihuana para fines médicos es un avance. México tendrá que adaptarse a las políticas de drogas hacia el futuro, más pronto que tarde. Expertos en el tema aseguran que el consumo de enervantes no ha bajado, que el precio no ha subido, pero el daño que hacen ahí sigue.

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Ayer, la Suprema Corte de Justicia de la Nación negó un amparo a la empresa Rubicón, que pretendía usar la marihuana para usos medicinales, al no presentar pruebas en donde se demostrará capacidad efectiva para producir medicamentos, pues no tiene registros de dedicarse al ramo farmacéutico, ni exhibió protocolos de investigación sobre el tema. Hasta ahora no hay objetivos reales y el caso no se cierra.

El presidente del Episcopado en México, el cardenal José Francisco Robles Ortega, se quejó de que no fueron convocados para participar en los foros organizados por el gobierno federal relacionados al uso y consumo de la marihuana en el país. Sin embargo, no satanizaron la aplicación de la yerba con fines médicos.

Es fundamental que en el ambiente político y social no se pierda la capacidad y la voluntad para impulsar cambios positivos, respetando las ideas liberales y conservadoras que genera un tópico como el que se apunta.

México es el segundo productor de marihuana en el mundo. Una buena parte se queda en el país porque casi 6 millones de mexicanos la consumen. Eso alimenta la actividad delictiva. Legalizar el consumo domestico o privado de la marihuana, no acabará con el problema de los cárteles. La fuente de su riqueza tiene como principal objetivo continuar con la venta de cocaína y heroína en todas sus modalidades.

No habrá despenalización efectiva mientras no se resuelva la cuestión de la oferta. De nada sirven los umbrales de portación para consumo si no hay manera lícita de acceder a las dosis. El mercado negro se mantendrá intocado si no hay control de abastecimiento.

Si la marihuana se legaliza, miles de personas estarán librados de enfrentar a un juez y la prisión por el simple hecho de consumirla. El imperio de la plata y plomo para obtener el enervante será un negocio reducido para los distribuidores.

El debate y argumentación de la sustancia ilícita mas usada en el mundo, modificará la realidad del narcotráfico en México. Es necesario implementar un sistema regulador basado en principios sostenibles que incluyan la salud pública, la reducción de daños, el acceso a medicinas esenciales y la experimentación científica. Veremos como se fuman el asunto. (AF)

 

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