José Antonio Flores Vargas

Cuando en Veracruz quedó formalmente definida la reforma constitucional que permitiría elegir por dos años al próximo gobernador, las voces de desaliento e inconformidad entre los aspirantes, no dejaron de retumbar hasta en el último rincón de Veracruz.

Uno de los mayores argumentos que se escucharon día con día, fue que eran insuficientes dos años para gobernar un estado como este; se dijo también que el gasto de la elección iba a estar desproporcionado para ese pequeño periodo. Por su parte, la picaresca veracruzana comentaba que cuando los funcionarios apenas empezaran a aprender ya se tenían que ir, entre muchas historias más.

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Hasta antes de esa decisión política, algunos priistas de la vieja guardia llegaron a asegurar que el candidato de ese instituto político, iba a ser otro personaje distinto al que finalmente fue designado. Como siempre, las cosas terminaron siendo muy distintas a lo que acostumbran los voceros oficiosos.

A doce días de que los veracruzanos elijamos gobernador de dos años, y después de haber escuchado varios debates y un sin número de propuestas y promesas de campaña, se observan planteamientos fuera de toda realidad jurídica y económica. Los candidatos, una vez que abren la boca, están peor que una cabra dentro de un almacén de cristalería.

Los discursos que ha tenido que soportar la población, y que se difunden con profusión por todo el territorio veracruzano, lejos de convencer al electorado, recuerdan una de las etapas más dinámicas del populismo de los años 70 en México.

Veracruz es, sin lugar a dudas, un estado emblemático para la política en México. En esta tierra nació uno de los mayores profetas de la Revolución Mexicana y el artífice de la reforma política del México actual: Don Jesús Reyes Heroles. Hoy, los que buscan ansiosamente la silla del Palacio de Gobierno, simplemente ignoran el pensamiento del ilustre tuxpeño, porque no lo conocen.

En una asamblea nacional extraordinaria de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), el maestro Reyes Heroles expresó: “No caigamos en la irresponsabilidad de la palabra; no ayudemos a nuestros adversarios a crear fantasmas; no confundamos nunca la acción con la agitación; no digamos que vamos a hacer lo que no debemos, queremos ni podemos hacer. Procedamos con firmeza y cautela”.

Contrario a lo dicho por el ideólogo mexicano, los candidatos a gobernador ofrecen miles de empleos, créditos a la palabra, terrenos, vivienda, carreteras, uniformes gratis, cárcel para los que han lastimado a Veracruz y bla, bla, bla. Además, ya se mencionan nombres de los principales funcionarios de primer nivel para la próxima administración.

Cuanta razón tenía Don Jesús Reyes Heroles cuando pidió no hacer “el populismo dadivoso, fundado en ilusiones y engendrador de amargas decepciones; populismo generador y generalizador de pérdidas nacionales, que esteriliza producciones y destruye toda auténtica capacidad de justicia social: populismo que es, en esencia, contrarrevolucionario”.

Que a nadie sorprenda que un discurso mediocre, llevé a un resultado mediocre en las elecciones en Veracruz.

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