A los veracruzanos ya no les resulta extraño que los Yunes del estero traten de mantenerse en la cúspide de la política estatal. Una de las opciones, que resultó fallida, fue la de encumbrar al primogénito a una de las posiciones principales del PAN nacional. La otra, que está en proceso, tiene que ver con conservar el partido en Veracruz, y con ello posibilitar diversos movimientos que aseguren la permanencia familiar en las alturas del poder.

Y la manera de conseguirlo es apostándole a Pepe Mancha, a quien insisten en reelegir como presidente del comité directivo estatal del partido.

Sin embargo, el tema se complicó porque esa estrategia esta manchada con la corrupción del propio tuxpeño, acusado a nivel nacional por beneficiarse con una serie de contratos de obra y otras gracias otorgadas por el mandatario jarocho y algunos de sus secretarios.

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Lo primero que hicieron los interesados en este objetivo, fue congelar las ambiciones de Julen Rementería y la terquedad de Enrique Cambranis. A los doctrinarios panistas de antaño no les dejaron más camino que lo de siempre: quejarse y replegarse ante la marejada azul estéril.

Recordemos que hace algunos meses, un personaje del panismo viejo como lo es Francisco Gutiérrez de Velasco, pidió a los principales implicados y beneficiarios del actual partido, “que trabajen como panistas, y no como yunistas, julistas o cambranistas”.

Y si a ese sucio trabajo de demolición del panismo tradicional y aferrado que queda diseminado en varios municipios, al que pertenece Gutiérrez de Velasco, se le agrega alguna que otra estrategia de acompañamiento, el resultado puede ser un límpido proceso de elección partidaria en favor del señor Mancha.

Una de esas estrategias puede ser el descubrimiento de irregularidades y anomalías en áreas de gobierno o ayuntamientos, que obliguen a centrar la atención en la solución administrativa de esos temporales asuntos de la fastidiosa fiscalización, y en paralelo, su difusión masiva para entretener al panismo opositor.

La otra estrategia a utilizar sería la de aprovechar los persistentes yerros de los alcaldes -como el de Xalapa- para crear una gran nube de polvo y basura, que entretenga a los quisquillosos, y ayude al señor de la mancha a llegar a su destino, brindando un último beneficio: el de apoyar también a cerrar la puerta al gobernador de los dos años.

Lo que se percibe en estas semanas definitorias, es que a alguien le urge concluir la demolición del PAN opuesto a Yunes Linares y a su familia. Y mientras tanto, y para distraer a los que pudieran oponerse a estas sutilezas de despedida, aprovechar los temas de las cuentas públicas y los cerros de basura que pudieran aparecer en el escenario capitalino.

Por un lado, demoler a las instituciones “anquilosadas”.  Y por el otro, presionar, fastidiar y no dejar de moler a quien se atraviese. El fin justifica los medios.

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