La sociedad se encuentra sumamente alarmada por el abandono en que el Estado tiene a las mujeres mexicanas en estos primeros años del siglo XXI. A pesar de la serie de derechos que la Constitución y las leyes les otorgan, las circunstancias nacionales hacen pensar que ellas siguen viviendo en el atraso de los siglos previos, con muy pocos avances en su favor.

El tema de la seguridad que el Estado debiera brindarles en su integridad personal, es un asunto en que el sector femenino se encuentra en brutal desventaja. A las tradicionales agresiones machistas que suelen sufrir de sus propias parejas, en estos tiempos debe sumarse la espeluznante escalada de violaciones y feminicidios que nadie afronta de manera terminante y efectiva. Pero también debe sumarse a ello, el creciente fenómeno del secuestro de jovencitas en todo el país, presumiblemente para introducirlas contra su voluntad al millonario negocio de la prostitución.

Ante la omisión o desidia de las autoridades de los tres órdenes de gobierno, la propia sociedad está buscando soluciones a dicho problema. Es plausible la decisión del sector comercial de echar a andar en vastas regiones el movimiento #Ni una más, que para fortuna de todos ha ido permeando a diversas poblaciones y ciudades de varias entidades federativas. 

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Pero no es sólo en lo referente a su seguridad en donde fallamos como nación. También erramos en los apoyos que las madres trabajadoras deben recibir a través de las guarderías para sus hijos. Tiene años que el programa de guarderías de la SEDESOL ha estado sujeto o sumergido a vaivenes políticos y corruptelas. 

Ahora el gobierno de la república trae entre ceja y ceja la cancelación del programa de guarderías subsidiadas por esa institución. Es conveniente que se transparente ese apoyo y que se corrija lo que esté mal. Pero no se deben olvidar los derechos de los niños, en el sentido de recibir ese apoyo social. Y se debe recordar que es en las guarderías donde muchos de esos niños encuentran el desarrollo psicomotor y su primer aprendizaje para enfrentarse a la vida, que sus madres no pueden brindarles porque deben ir a ganar el sustento diario. 

Este asunto es demasiado sensible en las jefas de familia, como para pretender soluciones fáciles como la de dar dinero a los abuelos para que cuiden a los menores. Acaso los ancianos tienen la energía y el ánimo necesarios para formar a esos niños. Como que resulta necesario un mayor análisis para tomar la mejor decisión. 

Antes de inventar el hilo negro, sería recomendable que los sesudos asesores de los altos funcionarios lean a detalle las leyes de protección a niños y adolescentes, a mujeres y a familias. Este criterio monetario, parece el del padre que todo lo quiere resolver con la cartera frente a los hijos. Y cabe señalar que la cartera a utilizar pertenece a toda la población, no a los líderes o gobernantes. 

Triste situación que no haya suficiente preparación y actores políticos que defiendan a las mujeres. En Veracruz, además de los dos aspectos mencionados, un buen porcentaje de ellas sufren un tercer atentado a sus derechos humanos. Imaginemos cuántos miles de mujeres que trabajan en el gobierno estatal, están siendo violentadas en sus derechos laborales so pretexto del cambio de gobierno. 

Ojalá que el gobernador Cuitláhuac García Jiménez le ponga un alto al subsecretario Eleazar Guerrero en la SEFIPLAN (un funcionario que dice ser su primo), y que este señor termine su desaseada labor en contra de los trabajadores, hombres y mujeres, que llevan años sirviéndole desde sus escritorios a los veracruzanos.

En torno al género femenino, la sociedad no debe permitir que malas políticas y malos funcionarios sigan lesionando la dignidad y la integridad de las mujeres mexicanas.

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