José Antonio Flores Vargas

En estos tiempos revueltos, da gusto conocer noticias positivas sobre nuestro país. Por ejemplo, la que dieron los medios nacionales ayer, sobre el joven estudiante de física en la UNAM, invitado a desarrollar sus amplios conocimientos en la NASA, la agencia espacial norteamericana.

En Veracruz, la noticia más importante del día, la dio una dependencia del gobierno de Javier Duarte, la que faltando menos de 50 días para terminar la administración, publicó en la gaceta oficial del Estado, la actualización del código de conducta institucional.

Su responsable, el contador público y doctor Ricardo García Guzmán, persiste en que la Contraloría General siga siendo de papel, como ya señalamos este lunes en Palabras Claras.

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De papel, porque la ética y la conducta, materias tan sobadas y manoseadas en muchos lugares y por muchos prístinos funcionarios de pantano, es lo que menos se está observando en estos años y en este gobierno.

Meses y días, desveladores de cifras nuevas y de nuevas artimañas gubernamentales en el manejo del erario, que se han acompañado de insistencia social en recuperar recursos que, se supone, debe tener la SEFIPLAN para cubrir una larga lista de compromisos pendientes.

Días que también han revelado la ausencia de los principales responsables en esas oficinas, causantes de que los grupos organizados no reciban ninguna respuesta.

Tiempos, en que se hace larga la espera de noticias justicieras sobre los implicados en las denuncias que investiga la PGR y en la terminación de derechos partidistas a algunos de ellos, que analiza el PRI nacional.

Mientras todo esto ocurre, la gente empieza a elucubrar los posibles destinos para el todavía gobernador y sus funcionarios acusados de colusión en la debacle financiera dirigida y operada con respaldo de los cinco o seis titulares que ha tenido la SEFIPLAN, que contaron con la actitud omisa y licenciosa de los que estuvieron en Contraloría General, en el ORFIS y en la Comisión de Vigilancia del Congreso.

Sólo sospechas de lo que pasará con ellos. Nadie sabe. Quizá Enrique Peña Nieto, el Presidente de México, sepa algo, nadie más.

Tal vez lo único que los veracruzanos vean, sean pescas menores, como las que se capturan con las nasas, aquellas redes o artes tradicionales para pesca menor y pasiva, en forma de cilindro que se va estrechando a manera de embudo. Y justamente, a como se perciben las cosas, es muy probable que sólo se aplique la ley del embudo, pasando por ahí aquellos que estrictamente deban pasar.

Qué sucederá con los tiburones y peces gordos. Nadie sabe. Acaso sólo se vean nasas repletas de pececillos, camarones y alguno que otro pequeño pulpo.

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