José Antonio Flores Vargas

La reforma constitucional de 1999 originó la creación de la Auditoría Superior de la Federación y la obligatoriedad de impulsar órganos similares en cada una de las entidades federativas.

En Veracruz, esa transformación legal permitió el nacimiento del Órgano Superior de Fiscalización (ORFIS), cuyo funcionamiento inició durante la gestión del gobernador Miguel Alemán Velasco. Su primer Auditor General fue René Mariani Ochoa, quien congregó a un equipo de profesionales para establecer la normatividad y todos los mecanismos de operación de ese órgano autónomo.

El ORFIS, considerado en ese tiempo como una instancia seria y fuerte, casi una nave acorazada que podría atravesar los procelosos mares de la corrupción, sin mancharse ni hundirse en sus profundidades. Incluso, en el año 2004, gracias a sus ahorros presupuestales de los ejercicios de 2001 al 2003, pudo inaugurar su edificio propio, con un costo de 44 millones de pesos, construido por la empresa Arquitectos Aguayo, previa licitación pública.

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Hasta 2006 mantuvo su esencia y objetivos, así como resultados que nunca fueron cuestionados. Pero en ese año, Fidel Herrera pensó en otros fines y en otro responsable. Nombró en esa institución a Mauricio Audirac, quien con el paso de los años, pasó a ser Contralor General y Secretario de Finanzas. Cuando Audirac sale del Orfis, lo releva Lorenzo Antonio Portilla.

Sin embargo, la situación financiera del gobierno del estado ha presentado graves afectaciones desde hace varios años, saliendo a relucir las ineficiencias y corruptelas de Mauricio Audirac como titular del ORFIS, y también en su papel de funcionario público de Javier Duarte. Cabe decir que el desastre financiero del gobierno de Duarte, también ha exhibido actitudes de simulación y negligencia del Auditor Portilla.

Esto hace pensar que la nave que otrora supo guardar los puertos veracruzanos, dejó de tener capitán, para en su lugar subir como responsables a dos tipos de cuidado, que resultaron filibusteros de poca monta y de muchos montos escondidos.

Portilla no pudo trabajar con limpieza debido a su proclividad a subir al barco a gente sin perfil y de pocos merecimientos. Flor Alicia Zamora, que llegó con la medalla de haber sido contralora general del estado, enseñó pronto el cobre y mostró el compromiso que tenía con Ricardo García Guzmán, su protector. Es tanta su inclinación con el ex jefe, que al saludar a uno de sus vástagos, con zalamería le dirigió un cariñoso “Rodriguito” al diputadito Verde.

La situación real de las finanzas veracruzanas, han permitido conocer los verdaderos alcances de Lorenzo Antonio y su equipo, que han terminado de hundir la credibilidad del Orfis de manera similar al famoso buque Titanic.

Una muestra de ello fue señalada en el editorial LORENZO Y GARRIDO: TAPAR CON ELEGANCIA, publicado en Palabras Claras el 5 de octubre anterior. En referencia a las cambiantes cifras que en este sexenio han ido y venido sobre las finanzas estatales, sobre Lorenzo Antonio se dijo entonces:

“Lo que antes del 5 de junio nadie supo, ayer se destapó con todo y su olor nauseabundo. El que lleva más de tres años haciendo gala de su primer nombre, ya confirmó que los veracruzanos debemos 64 mil 580 millones de pesos. Claro que falta conocer si su palabra es válida”.

Cuarenta días después, se terminó de comprobar que su palabra no tenía valor. Ayer mismo, en entrevista al gobernador interino Flavino Ríos, éste informó que la deuda total de Veracruz era superior a los 88 mil millones de pesos.

Una mancha más al tigre de la auditoría y una demostración de que el ORFIS es un gran barco hundido en el mar negro de la corrupción.

Y falta lo que nos digan las auditorías reales a los municipios, que es posible vengan en cascada.

Ante esta situación, y para no crear nuevos imperios del mal, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares debiera hacer algo para que el ORFIS salga de las profundidades en que lo metieron Audirac y Portilla. Como órgano autónomo, debe tener seriedad y prestigio profesional y no ser más una guarida de pillos y simuladores.

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