Es el sexto mes del gobierno de Cuitláhuac García Jiménez en Veracruz, y por primera vez, se reúnen en público dos altos funcionarios de los poderes Ejecutivo y Judicial.  La cita ocurre en un café desde donde se observa la entrada del palacio que da al parque Juárez; Eric Cisneros y Edel Álvarez analizan sobre la mesa uno de los temas de moda en la política veracruzana. El secretario de gobierno y el presidente del tribunal de justicia comentan, revisan y reflexionan la cuestionada actuación del fiscal general Jorge Winckler.

La reunión había sido anunciada por Palabras Claras desde el domingo. El tema exigía un encuentro urgente que indicara unidad y decisión política en las alturas de la estructura de poder. Algunos han pensado que las reiteradas acusaciones del secretario de gobierno, no contaban con la veracidad y consistencia necesaria y que la insistencia de Cisneros obedecía a un interés de carácter personal.

Al terminar la reunión, salieron a relucir señalamientos graves de los contertulios que evidencian irregularidades en el desempeño del fiscal. Se conoció que Winckler no detiene a muchos de los acusados y que por ello el tribunal pierde los juicios. Se supo también que un supuesto delincuente denominado El Lagarto, se conduce y protege en la zona sur utilizando vehículos propiedad de la Fiscalía. 

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Palabras fuertes las expresadas por ambas autoridades del gobierno veracruzano. Eric Patrocinio cumple a cabalidad las instrucciones de su jefe, y Edel Álvarez demuestra su empatía y coordinación con el segundo funcionario del organigrama del poder ejecutivo.

Más vale que esta insistencia burocrática rinda frutos. La doceava parte del sexenio ya tuvo nombre en la historia del régimen: Jorge Winckler, el inepto fiscal, el chico malo de la 4T veracruzana, el arroz negro de la paella morenista, que conjuga más antipatías y enemigos que el mismo Lucifer.

A estas alturas, es posible que la población jarocha, los empleados de la fiscalía, algunos periodistas despiertos o no nostálgicos del azul, abogados litigantes y jurisconsultos preocupados, piensen lo siguiente: “Por qué no se va de una buena vez señor fiscal. Por favor, le pedimos que deje usted en paz a Veracruz, la mitad del primer informe de gobierno casi no tiene avances por su culpa. No eche a perder la otra mitad, la gente necesita resultados, obras y acciones”.

“Váyase con algún honor y dignidad antes que le encuentren las claves, los secretos y las fallas. Deje de moverse entre lagartos y lagartones. Hágalo, antes de que lo defenestren y lo enjuicien.” 

Complicado que el fiscal acepte las palabras del pueblo sabio; en la lucha del poder todos se empecinan y así es más difícil transformarse.

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