Hipócrates fue el primer cirujano de que se tiene constancia. Por sus contribuciones a la salud ha sido considerado el Padre de la Medicina. Nació y murió en Grecia entre los siglos cuarto y tercero antes de Cristo. Elaboró el célebre juramento que lleva su nombre, en cuya redacción original hizo referencia a la mitológica diosa Panacea.

Con el tiempo, el juramento hipocrático se convirtió en la declaración deontológica tradicional de la práctica médica, que entre otras cosas, obliga a quien lo pronuncia, a entrar a las casas con el único fin de cuidar y curar a los enfermos, y también, a evitar toda sospecha de haber abusado de los pacientes, en especial de las mujeres.

De una manera distinta, los antiguos alquimistas del oscurantismo se esforzaron por encontrar la panacea, aquel hipotético remedio, que en caso de descubrirse, curaría todos los males.

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Esta historia sirve para ilustrar los sueños panistas y los esfuerzos por convencer a la población de que el Partido Acción Nacional, como aquella mítica panacea del primer milenio, una vez llegando al poder, curaría todos los males de los veracruzanos. Pero bastaron pocos meses para que la sociedad comprobara que no fue así.

Hasta ahora son más las decepciones que las curaciones. Inclusive, varios de los altos dirigentes del panismo veracruzano y leales militantes han preferido alejarse al ver pulverizado su trabajo partidista en los municipios, en beneficio de una cúpula empecinada en mantener en el poder a la familia Yunes de Boca del Río.

Y en ese objetivo, sólo se mantiene la fiel militancia panista de Boca del Río, comandada por su líder Miguel Ángel Yunes Linares y sus hijos Miguel y Fernando, así como por algunos funcionarios cercanos como Enrique Pérez, Indira Rosales, Jorge Winckler, Elías Assad y el actual secretario del PAN en Veracruz, Carlos Valenzuela.

Varios de ellos están siendo vapuleados en redes sociales y en medios de comunicación debido a que no están haciendo bien su trabajo en las áreas encomendadas. Por ejemplo Indira, quien trata de convencer de que lleva un programa de combate a la pobreza, del cual sólo se ha sabido la contratación y organización de cientos de operadores políticos en todos los distritos del estado, aplicando miles de encuestas. ¿Cómo para qué, si no hay recursos?

Por su parte, Carlos Valenzuela, el secretario del partido, parece que está empecinado en alejar a muchos de los principales líderes regionales, y en acercar a cartuchos quemados o que no son leales a la causa.

Se puede observar el avasallamiento de los panistas tradicionales, debido a sus fuertes críticas. El panismo extraña los raros movimientos en municipios como Pánuco, Xalapa, Orizaba y Coatzacoalcos, además de la imposición en Veracruz. Por motivos distintos, los panistas de viejo cuño cuestionan invitaciones a gentes como Ricardo García, David Velasco, Jesús Moreno y otros más.

Las maneras autoritarias de la familia Yunes también han provocado fracturas y dimisiones que hacen pensar en el descarrilamiento en Veracruz puerto este año, así como en la elección mayor en 2018, poniendo en riesgo la gubernatura para Miguel chico.

Por si fuera poco, la sociedad veracruzana que llevó al triunfo a Yunes Linares en junio pasado, está empezando a fastidiarse por las formas de gobernar y los vicios que se mantienen y que fueron fuertemente criticados antes. En pleno vuelo gubernativo, la panacea se está convirtiendo en penosa odisea.

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