Los partidos opositores descompusieron la fiesta morenista de la elección intermedia, si bien es cierto que la jornada electoral del día de ayer brindó mejores resultados al régimen obradorista que a la sociedad mexicana que anhela políticos serios y tiempos de justicia para cientos de miles de familias que han sufrido muertes, desapariciones, secuestros, feminicidios y delitos de todo tipo de parte de la delincuencia. 

Este domingo por la noche el INE y los organismos locales electorales comenzaron a dar información del PREP (Programa de Resultados Preliminares) y se empezó a notar que no era tan grande el poderío de MORENA como muchos presumían. A la media noche el partido guinda tenía cómoda ventaja en los estados de Baja California y Tlaxcala, de igual manera como el PAN llevaba ventaja notable en Querétaro, donde un orizabeño hacía sentir que podría seguir los pasos a la magistratura de un estado, como alguna vez lo hizo Ignacio de la Llave, también oriundo de ese municipio y que llegó a gobernar Veracruz.

En el caso de los diputados federales, el titular del INE informó que los principales partidos de la oposición (PAN, PRI y PRD) habían conjuntado entre todos ellos un porcentaje muy cercano al obtenido por el partido oficial y sus aliados. Esta circunstancia trajo esperanza de que la función ejecutiva del presidente se acote a los márgenes establecidos en la Constitución.

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Los mexicanos preocupados por el acontecer nacional han percibido que millones de morenistas que llevaron al poder a López Obrador, únicamente ven las cualidades de su líder y prefieren ignorar los defectos en su forma de gobernar y los efectos lamentables que pueden llegar a tener en el desarrollo de la nación.

El pueblo sabio que alude el mandatario, debería fijarse más en la fallida política de “Abrazos, no balazos” que AMLO aplica en torno al tema de los cárteles del narcotráfico que pululan a gusto en el territorio. Los electores tampoco deben premiar la falta de resultados de la Guardia Nacional y de la Fiscalía General de la República, esta última dedicada a la persecución política, más que a procurar justicia. 

Los ciudadanos tampoco pueden felicitar o reconocer a López Obrador y al doctor López Gatell por los casi 230 mil fallecimientos de la pandemia del Covid-19, originados por la propia pandemia, pero también por fallas, insuficiencias, irresponsabilidades y desatenciones en el sistema nacional de salud.  

El presidente López Obrador estaba consciente de que esta elección sería bastante compleja para él y para su proyecto sucesorio. Quizá eso explique la persistente publicación de encuestas a nivel nacional en las semanas previas, indicando que la mayoría de sus candidatos iban en excelente posición frente a los opositores. El alarde partidista de MORENA hacía suyas casi todas las quince gubernaturas en juego. Pero de acuerdo con lo sucedido, y aunque este partido vaya a la vanguardia en el conteo de sufragios, la realidad es que mucha gente que apoyó al tabasqueño en 2018, terminó alejándose y optó por conceder el voto a otras formaciones políticas.

El domingo y horas antes, se conocieron hechos criminales de corte político electoral, incluido el asesinato y la amenaza, eventos que se vieron en las campañas, encaminados a desestabilizar a la población, a asesinar aspirantes, candidatos y políticos de varios partidos. Durante el día de votaciones, hubo retraso en la apertura de casillas y el eterno problema de las trapacerías en el conteo y en el traslado de las urnas. Por fortuna esos intentos de contención diseñados no prosperaron. 

Vendrán los trabajos de las instituciones electorales para determinar los números exactos y reconocer triunfos a los ganadores. Pero en el ánimo de los ciudadanos que cumplieron con su deber, tuvo que haber quedado un buen sabor de boca por lo conseguido con su participación en las urnas.

El sufragio sigue siendo tan efectivo como en la época de Francisco I. Madero. Y si los gobernantes no se aplican conforme a lo que determinan las leyes, los ciudadanos pueden dar los pasos necesarios para clausurar o finiquitar circos, jolgorios, fallas e irresponsabilidades.

El 6 de junio fue una fecha que nadie olvidará.

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