Después de los años de críticas, decires y propuestas “académicas” en torno a lo que sucede alrededor del Instituto de Pensiones del Estado, en escasos dos meses se comprueba que por lo que toca a esta administración, esa instancia seguirá siendo el mejor circo para realizar  las maromas que la gobernanza requiera.

Lo último que se recuerda de esa institución, que debiera ser honorable, si se toman en cuenta los objetivos por los que fue creado hace varias décadas, es la evidente ineptitud de sus últimos directores y también la complicidad y comedimiento de los integrantes del Consejo de Administración para que el gobernador en turno haga y deshaga a su antojo.

Hace algunas semanas, concretamente en el mes de noviembre anterior, uno de los integrantes de ese Consejo, quizá impulsado por la inseguridad del cambio de gobierno, exigió conocer los verdaderos números del instituto. Palabras Claras, lo hizo público mediante la nota titulada “Consejo del IPE exige a su director y a Finanzas, cuentas claras”.

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En ese tiempo, Mario Hernández Sánchez, secretario de la sección 56 del SNTE, solicitó un estado de cuenta para determinar el quebranto financiero y el adeudo que tenía el gobierno con el IPE. Acusó que había inconsistencia en lo que le habían informado y exigía la información real para hacerla extensiva a los jubilados y pensionados.

Al mismo tiempo, el economista y docente universitario Hilario Barcelata, actual director general del instituto, no dejaba de insistir en “informar la situación real del Instituto” y en hacer propuestas para levantar el organismo.

A casi setenta días de vigoroso trabajo en la oficina, Hilario y su Consejo no han dado más que dos cosas: periodos de silencio sepulcral y también unos buenos actos de escapismo y de circo, maroma y teatro.

Tampoco ha salido don Mario, el ínclito dirigente magisterial a decirnos si por fin pudo cuadrar las cuentas “ignoradas” en aquellos tiempos.

Por lo pronto, ya tenemos información de la gente que ha corrido el director, y también, de las ahora sí, expertas personas que ha invitado a acompañarlo.

Quizá con esas personas, el entusiasta director haya podido constituir la reserva estratégica que ayude a dar vida a sus fines institucionales.

También se ha soltado a los medios de comunicación la posibilidad de vender inmuebles, junto con la oposición del consejo porque no existe el estudio de factibilidad  correspondiente, como bien lo sabe el académico director.

Habrá que ver si las iniciativas de Hilario Barcelata conducen a algo más que no sea a exhibirse y a exhibir su participación en el gobierno, como aquel que piensa que es lo mismo ser borracho que cantinero.

Estaremos pendientes para verificar quien empieza a dar buenos resultados a la sociedad. Si el director general, acusado también de ser un tanto distraído y relajado, o bien los sesudos y respetables integrantes del Consejo, quienes en estos años han aprendido a cuidar el pellejo y por ello han logrado llegar  a viejos.

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