Inician formalmente las campañas electorales y en automático arrecian o surgen las campañas políticas. Las redes sociales y también los medios de comunicación pagados o por su cuenta y riesgo, se llenan de espacios y menciones sobre los casi siempre “acorazados” aspirantes y candidatos. Faltando menos de 60 días para las votaciones, algunos comienzan a cabalgar con fuerza mientras otros deciden sacar las estampitas y ponerse a vender imagen.
Pero casi todos los que aparecerán en las boletas comiciales saben que su destino en la contienda depende solamente de la personal decisión de cada uno de los electores. Por eso algunos que no se sienten bien protegidos o con merecimientos, apelan a vender la fama que pretenden tener o que se han construido con metálico argumento.
Ese es el caso de Pepe Yunes, vencido candidato a gobernador por el PRI y otrora senador, el que dentro de un acuerdo con el PAN y PRD, ahora utiliza una devaluada palabra puesta de moda en la 4T. “Honestamente Pepe”, dice el llamado publicitario para su campaña a diputado federal por el distrito de Coatepec, que sus simpatizantes hacen ganador desde ahora.
Acaso será un buen candidato Pepe Yunes, vendiendo esa honestidad que se adjudica hasta en sueños, cuando el imaginario colectivo veracruzano está lleno de “honestidades” como la de Javier Duarte, Yunes Linares, Américo, Ahued o Cuitláhuac, estos dos últimos, pertenecientes al ejército de la decencia inútil que comanda López Obrador, el que además dice ser el personaje más honesto de México.
Por fortuna en los diferentes partidos hay otros aspirantes con galardones limpios que se pusieron a trabajar en sus candidaturas, ajenos a veleidades y contando con su propio prestigio y capital político, poco o mucho. Entre los que crecen y hace tiempo que cabalgan con fuerza, podemos mencionar a David Velasco, el fuerte representante de la Casa Chedraui; al morenista Toño Luna, el hombre maravilla del momento; a Juan Vergel, el del club de José Alfredo y el tesón de hormiga. Dentro de este grupo, el que dará sorpresa el próximo viernes es Francisco Fernández “El Potro”, el líder actopeño de la resistencia al pago de luz cara, y también el más resistente a las traiciones, a las deslealtades y a las chocholeadas de malos políticos.
En el segmento de candidatos congruentes, esforzados y persistentes podemos mencionar al doctor Leyva de Emiliano Zapata, al doctor Pepe Kirsch en Poza Rica o al empresario Juan Manuel Diez en Orizaba.
El problema para los Pepeyunes, los Américos, los Adolfos y varios de los usufructuarios permanentes de las rancias banderas enquistadas en el priismo más atrasado y aborrecido de Veracruz, es que en sus propios domicilios y distritos hay más votantes librepensadores que aplaudidores escasos de cacumen.
No es de fama cabalgar sobre jumento de madera. Y para su desgracia están lejos de Homero y su caballo de Troya.