El creador del arte de la fuga se marchó en silencio ayer por la mañana. En su invisible equipaje Sergio Pitol cargó con su tristeza, con sus secretos y con las últimas líneas que en un día del futuro seguramente alguien vendrá a compartirnos. En sus inertes ojos se llevó imágenes, colores y matices de la tierra que le dio cobijo, alegrías y alguna paz: suelos, calles y caminos de Veracruz y de los pueblos que amó y proyectó en su escritura.

La gente y el territorio veracruzano aparecen varias veces en su literatura. La zona de Córdoba y Huatusco se percibe en algunas de sus obras. Xalapa fue su último domicilio y el lugar donde Sergio Pitol ubicó la cárcel de su enfermedad final.

Veracruz y Xalapa se hicieron más conocidos con el Premio Cervantes que les trajo Pitol desde España. El prolífico y galardonado escritor vio su luz primera en Puebla y dejó de verla 85 años después de un amanecer de abril en la capital del estado de Veracruz. La mayor parte de los xalapeños que leen literatura supo hasta el medio día que el autor había fallecido. Sus parientes cercanos se encargaron de transmitir la noticia a los medios de comunicación y a la sociedad.

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Hace cien años el poeta Salvador Díaz Mirón regaló su biblioteca particular al Colegio Preparatorio de Xalapa. El historiador José Iturriaga hizo lo mismo con los valiosos libros que tenía en su domicilio de Coatepec. En 1937 el compositor chileno Juan S. Garrido regaló a la ciudad su hermosa Noche de Luna en Xalapa. Diego Rivera donó parte de su obra pictórica al estado de Veracruz. El compositor Agustín Lara hizo mundial el himno que dedicó al primer puerto de México.

Desde hace varios años en sus libros -y como muchos otros hombres que han amado a esta tierra- Sergio Pitol Demeneghi no hizo más que poner en alto a Veracruz, a su capital y a otros sitios del terruño que fueron entrañables para él.

En diversas ocasiones, Pitol hizo referencia a la localidad de Potrero, el inolvidable pueblo veracruzano de su infancia, y también, de la admiración que sentía por Alfonso Reyes y Jorge Luis Borges.

En abril de 2006, el escritor mexicano recibió del Rey Juan Carlos de España el Premio Cervantes de Literatura, la máxima distinción internacional a los escritores en lengua castellana. En su discurso ante el monarca, Sergio Pitol se refirió cariñosamente a la ciudad de Xalapa, donde fue informado de tal reconocimiento una mañana de diciembre de 2005.

Ese día en la Universidad de Alcalá de Henares el Rey afirmó: “Pitol se ha propuesto en su obra un objetivo radicalmente cervantino: soñar la realidad. Ese propósito lo ha alcanzado llevando y trayendo entre el Mundo Nuevo y la vieja Europa, palabras mestizas del español, que transportan una cultura, que por mestiza, es integradora”.

Antes de Sergio Pitol, los mexicanos que habían recibido ese galardón fueron Octavio Paz en 1981 y Carlos Fuentes en 1987. Entre sus obras más reconocidas están La vida conyugal, El Vals de Mefisto, Domar a la divina garza, El arte de la fuga, Trilogía de la memoriayel Mago de Viena.

Autoridades estatales y municipales e instituciones de la propia sociedad xalapeña y veracruzana, debieran rendir homenaje a la vasta obra del laureado escritor avecindado en la capital del estado.

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