Hace pocos días el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (CONEVAL) presentó su informe sobre la evolución de la pobreza entre los años 2018 y 2020 en nuestro país. Respecto a esta entidad federativa, la institución federal reporta que creció la pobreza moderada en 124,500 personas más, elevando la cifra a los 3.6 millones de veracruzanos en esta situación, adicionales al millón 129 mil que se mantienen en pobreza extrema. Además de ello hay otros datos igualmente preocupantes.

Pero cómo esperar una mejora en los indicadores, cuando en materia de combate a la pobreza, el gobierno veracruzano le ha quedado a deber a la población desde el gobierno de Duarte, el bienio de Yunes y los tres primeros años de Cuitláhuac García. Al sucesor de Fidel Herrera se le acabó el presupuesto para política social desde su tercer año de gestión, en aquellos días en que Alberto Silva llegó a la SEDESOL a tirar rollos y a blofear.

Y cuando Yunes Linares estuvo dos años en palacio, el hombre del estero se dedicó a entregar millones de despensas de un programa que manejaba su ahora senadora Indira. Lamentablemente esa dependencia se ha dedicado a simular trabajo y a seguir repartiendo pequeñas cantidades de dinero, ahora a taxistas y trabajadores del turismo y la cultura, con pretexto de la pandemia. La realidad es que el gobierno del estado lleva diez años siendo omiso en lo que se refiere a un auténtico trabajo de combate al rezago social y a la pobreza. 

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Esto lo acaba de confirmar el informe sobre el índice de desarrollo humano, en su apartado sobre Veracruz, elaborado por la Oficina del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), donde sólo se salvan los municipios de Boca del Río, Orizaba y Veracruz.  

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Entre los focos rojos que muestra el CONEVAL se mencionan los siguientes: se incrementó la carencia de acceso a los servicios de salud y el rezago educativo y aumentó el grado de rezago social del estado. Pero el dato más alarmante es que el 54.8% de la población tiene un ingreso laboral inferior al costo de la canasta alimentaria, situación que estaba en un 46.2% en 2018. El promedio nacional actual es de 38.5%.

Cuitláhuac García debería poner a trabajar a sus secretarios de despacho en dependencias como SEDECOP, SIOP, SEDARPA y SEDESOL. En esta última instancia, y por lo delicado de la situación socioeconómica de la población, el gobernador bien podría pensar en un relevo para colocar allí a alguien más eficiente, con espíritu de servicio, mejores cualidades y ganas de entregar resultados tangibles y no discursos vanos y proyectos irrealizables.

La pobreza avanza en Veracruz, como avanza el descredito del gabinete cuitlahuista.

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