Si se revisan las noticias que han generado los primeros 75 días de este gobierno en Veracruz, se llega a la conclusión de que ha habido pocos anuncios que permitan hablar de avances, de cambios, de rescates o de progreso. Por un lado, los pobres resultados se justifican con el escaso tiempo de gestión, pero también por los exiguos recursos con que se cuenta.

Si nos referimos a los recursos financieros, éstos son casi inexistentes, y si por alguna suerte de la persistencia, del destino o de la audiencia de banqueta, se llegara a autorizar alguno, el propio gobernador nos ha avisado que el problema será encontrar a Tula –la secretaria de Finanzas–, que con su invisibilidad nos comprueba que no trae, y de quien se rumora que incluso anda enferma.

Sobre esta ausencia de efectivo, algún educado funcionario ha llegado a presumir que él se mueve con sus diez pesitos, que pone de su bolsa.

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Si se habla de recursos materiales, poco se sabe de ellos, pues seguramente andan escondidos. Sólo el secretario Julen ha salido a pedir a gritos nuevo parque vehicular para poder supervisar algunas obras que tiene en discurso, con recursos enrollados.

Pero la diferencia son los recursos humanos. Aquí si han encontrado muchos. Los más fáciles son “los aviadores” en su nueva definición: “aquellos a quienes deben correr para poder meter a los nuevos que sí van a trabajar”. El problema surge cuando algunos insidiosos ya hablan de “las pistas de blue”.

También hay un numeroso segmento de trabajadores sin palanca, que aunque tengan 6, 12 o más años, deben irse por cualquier motivo. Aquí la estrategia que funciona es ésta: “Cánsalos para que se vayan por su pie, bájales cada mes sus percepciones y hostígalos hasta que desfallezcan. Si son profesionales, mándalos a realizar funciones menores para que de manera digna renuncien. Y no te preocupes si son personas mayores, madres solteras o trabajadores de bien: Sácalos por ser priistas. Y no averigües, sácalos en caliente”. En algunas oficinas ha trascendido que la orden fue disminuir el cuarenta por ciento del costo de la nómina. Ojalá las instancias fiscalizadoras algún día aclaren esta medida y su justificación.

Si se analiza esta disposición, los miles de empleados corridos ayudan a mantener el circo. Son como los primeros cristianos en la época del imperio romano, a quienes echaban a los leones. La táctica sirve para deshacerse de gente incómoda y también para distraer a la población.

Algunos sesudos estrategas argumentan que si se manejan los recursos de esa manera, poca exigencia habrá de obras y resultados.

Parecieran problemas sin importancia. Sin embargo, el próximo cuatro de junio alguien puede preguntar: “¿Y los votos, apá?

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