En el poema A Gloria, Salvador Díaz Mirón dejó para la posteridad algunas lecciones de comportamiento honorable. En una de sus estrofas señaló lo siguiente: Los claros timbres de que estoy ufano/ han de salir de la calumnia ilesos/ Hay plumajes que cruzan el pantano/ y no se manchan…¡Mi plumaje es de esos!

El poema mironiano se cuela en esta sección para recordar a José Manuel Pozos, a  Pepe mancha y a Alberto Silva, tres tipos audaces que llegaron a la política desde Tuxpan y que han ignorado ese mensaje poético.

Tampoco aprendieron nada de Jesús Reyes Heroles, el ideólogo del liberalismo mexicano, nacido precisamente en esa tierra huasteca, y quien dejó aforismos como estos: “En política, la línea recta casi nunca es la más cercana entre dos puntos. Pero no se debe ser político, sin dominar y vencer el apetito de la riqueza”. A los reacios a la pulcritud les dijo: “Hay que aprender a salir limpio de los asuntos sucios y, si es preciso, a lavarse con agua sucia”.

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Y quiénes son estos personajes que no saben limpiarse a tiempo ni a conducirse con plumaje impoluto.

El diputado electo José Manuel Pozos Castro, minúsculo y multicolor pretendiente a coordinar la próxima bancada morenista en el congreso local, ha conocido en su larga trayectoria no pocos pozos malolientes. Por los numerosos casos de acoso sexual que le adjudican un gran número de mujeres trabajadoras de CFE que no olvidan sus exigencias para firmar contratos laborales en Laguna Verde y Tuxpan, el exlíder sindical y funcionario electricista podría encabezar las denuncias del movimiento #MeToo veracruzano.

Otro que anda bien manchado por exceso de ambiciones azules es Pepe Mancha, quien anda en campaña partidista y pretende quedarse por segunda ocasión con la dirigencia estatal del PAN. El hombre afirma que son mitos y falsedades, las aseveraciones y pruebas en el sentido de que recibió del gobierno yunista diversos contratos de obra por cifras millonarias. En dos años pasó de político regional a empresario constructor, mecenas de diputados bailadores y periodista en Xalapa.

Pero el del plumaje más enlodado es el del cisne Alberto Silva, exalcalde de Tuxpan, exsecretario de SEDESOL y exdiputado federal priista y leal compadre de Javier Duarte, y en estos meses, transformado en brillante operador morenista en Chiapas y en la Ciudad de México. Desde hace algunos años se volvió uno de los íntimos de Manuel Velasco, el senador-gobernador de ese estado y poderoso estratega de la cuarta transformación. En Veracruz y Tuxpan se recuerdan varias de las andanzas de este binomio político metrosexual.

Silva arrastra denuncias sociales y administrativas desde que dejó la alcaldía y también por su paso como titular de desarrollo social y de la coordinación de comunicación social en el gobierno anterior.

Tiempo de transformaciones, cambios de vestimenta y acomodos. Pero los veracruzanos saben que Pozos, Mancha y Silva son fieles aves de estanque putrefacto.

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