El próximo 15 de noviembre el ingeniero Cuitláhuac García Jiménez rendirá su primer informe de gobierno. Su gestión viene precedida por dos administraciones que defraudaron a la población y que dejaron pocos resultados positivos. Ocho años de simulación, de exceso de promesas y rollos políticos y de irregular y deficiente manejo del presupuesto público. Y como signo principal, el fuerte endeudamiento estatal y el incumplimiento en la comprobación de los recursos federales aportados a Veracruz.

Javier Duarte de Ochoa incurrió en una serie de fallas y corruptelas, muchas de ellas influidas o inducidas por un grupo de amigos de juventud y por Karime Macías, en un enfermizo afán de beneficiar a la familia y a su padre, el famoso Tony Macías, hoy próspero empresario de Coatzacoalcos. Su sucesor Miguel Ángel Yunes Linares, incurrió en deficiencias similares motivadas por la absurda idea de heredarle el cargo a su primogénito de igual nombre.

El primero cumpliendo sentencia judicial en la cárcel, y el segundo, sentenciado por el pueblo y por las meticulosas investigaciones de la FGR y la SHCP que pesan sobre él y toda su gestión. A pesar de que divulgue tranquilidad cuando se ejercita sobre el boulevard de Boca del Río y desayuna en una cafetería popular de Veracruz. El cinismo desconcierta.

Anuncios

Como resultado de esos fallidos gobiernos, Veracruz debe a la banca más de 45 mil millones de pesos que habrá de pagar durante quién sabe cuantos años y mediante las consabidas reestructuraciones financieras. Y también como resultado de esos desórdenes, las autoridades de la justicia estarán por muchos años persiguiendo a exfuncionarios para que paguen por las culpas cometidas.

En ocho años de pérdidas continuas, el estado de Veracruz ha caído en muchos indicadores de progreso y bienestar. Y el gobernador en funciones deberá afrontar las circunstancias adversas y a los actores políticos y económicos que siempre buscan tajada, pero, sobre todo, a una población cansada de malos resultados y ansiosa de logros de sus autoridades. Una sociedad que clama por ver respuestas y soluciones, después de ocho años de comprobadas ineficacias.

Si se reflexiona en lo que contendrá el primer informe de gobierno, se descubre que su contenido será mínimo, porque mínimas han sido las acciones concretas que este régimen ha podido presentar. Sea en el sector salud, o en el de la obra de infraestructura, o en el del desarrollo social y el económico creador de empleos, serán resultados bastante mediocres. 

Y si se habla de la seguridad pública, allí los nulos resultados no hay manera de disimularlos: la sociedad en general lo discute y manifiesta abiertamente en plazas, cafés, fiestas, reuniones o en la cotidiana charla familiar. Y la evidencia de ello la muestran diariamente las benditas redes sociales y los diferentes medios de comunicación estatales, nacionales y hasta internacionales, que tratan y retratan la terrible y abundante nota roja en el territorio, cubierto de asesinatos, desapariciones, balaceras, secuestros, cobros de piso y feminicidios.

Qué quieren los veracruzanos del gobierno de Cuitláhuac García. Por si aún no se sabe en Palacio, esta es la respuesta. Lo que quieren es que a la par que las investigaciones y denuncias, los procesos y las defenestraciones, las promesas y las aclaraciones, el señor gobernador y sus colaboradores se pongan a trabajar en serio para levantar la producción, para crear puestos de trabajo, avanzar en el combate a la pobreza, brindar mejor atención médica y hospitalaria y proporcionar seguridad a la población.  

Veracruz requiere estabilidad y progreso; bienestar y tranquilidad. Hace mucho que eso no se percibe por acá.

Publicidad