A los gobernantes se les exige resultados, obras públicas, acciones y programas sociales que indiquen la buena marcha de su gestión en el país, en los estados y en los municipios, de acuerdo con la esfera de competencia que corresponda a cada uno de ellos. 

Sin embargo, durante estos tiempos de la denominada Cuarta Transformación de la República, existe una variable o circunstancia que tenía muchos años de no observarse en México. Y esa variable que influye en todo y que debe considerarse antes de opinar, por ejemplo, para calificar a los gobernadores y a los alcaldes de los municipios más importantes, no es otra cosa que la presencia omnipotente, real o tangible del ejecutivo federal, el también líder y guía del partido dominante. Un líder popular que no reconoce cometer errores y que casi todas las mañanas se apropia de un micrófono que califica todo y a todos y que dicta la agenda nacional. 

Este hombre que ha mostrado rechazo a autonomías o soberanías, actúa de ese modo para lo bueno, pero también para lo que puede ser regular o hasta impropio, como muchos cuestionan en diversos sectores.

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Solo tomando en consideración este complejo tamiz o filtro ineludible en el presente sistema de poderes políticos, es como en la época actual se puede hacer un balance justo de la eficacia de un gobernante. Aquel que desee evaluar cualquier gestión gubernamental, primero debe preguntarse serena y objetivamente, qué tanto se le puede adjudicar a un gobernador, por ejemplo, el de Veracruz, como acción o decisión llevada a cabo exclusivamente por él o por su propio criterio. De manera más sencilla, preguntarse ¿qué tanto deja trabajar López Obrador a sus gobernadores, sin intromisiones y apelando estrictamente a la confianza que deposita en ellos y en sus determinaciones?

Bajo esta condicionante que no debe soslayarse, debiera hacerse el reconocimiento o la crítica a un personaje como Cuitláhuac García Jiménez. Porque, para comenzar, recordando la integración de su gabinete, se tendría que comentar, entre otros aspectos de la primera semana, cuántos de los secretarios llegaron por invitación expresa de él. Se sabe que Éric Cisneros fue impuesto como resultado de negociaciones cupulares, como lo fueron también Ramos Alor, Hugo Gutiérrez o Enrique Nachón en las secretarías de Gobierno, Salud, Seguridad Pública y Desarrollo Económico, para no abundar en otros casos similares.

Y debe reconocerse que esas áreas han dado mucho de qué hablar respecto a la eficiencia de Cuitláhuac y de su equipo. Pero si se trata de enlistar logros o acciones benéficas en 14 meses, creemos que lo más sobresaliente corresponde a los procesos de reestructuración y consolidación administrativa y financiera del aparato de gobierno.

El más comentado, la renegociación de la deuda -41 mil 700 millones de pesos-, realizada a costo menor -en comparación con Duarte y Yunes Linares- en lo relativo a los honorarios cubiertos por esos trabajos especializados. Como resultado, hubo una conveniente reducción de 1933 millones de pesos en pago de intereses, permitiendo recursos presupuestales liberados de ese compromiso para atender asuntos prioritarios de diversas áreas de gobierno.

Un tema esencial fue el de no haber dejado caer el peligroso y delicado tema financiero, social y político del IPE, que aseguró los pagos a tiempo y la seguridad social de mas de 30 mil pensionados y jubilados de gobierno estatal y municipios en estos catorce meses. Tampoco es asunto menor el organizar y dar seguimiento a los convenios para que un gran número de ayuntamientos e instituciones morosas liquiden viejos adeudos al instituto.

Otro más es el pago convenido de dos mil millones de pesos en 4 parcialidades mensuales con la Secretaría de Hacienda (SHCP) para saldar deudas por impuestos sobre la renta no entregados al SAT por la Universidad Veracruzana en administraciones anteriores.

Un dato que debe recalcarse es el hecho de que el gobernador informara hace pocos días que Veracruz no tuvo subejercicios financieros en el presupuesto estatal de 2019. Ello asegura que a finales de marzo próximo se podrán inaugurar o destacar avances relevantes de las diversas obras de infraestructura que se construyen en el territorio.

Un logro más reciente (informado por AMLO en su conferencia mañanera del viernes pasado), el trabajo de convencimiento que hizo Cuitláhuac para que la Comisión Nacional del Agua se instalara finalmente en Xalapa y no en el puerto de Veracruz, como había insistido el presidente. Este organismo descentralizado y la gente que llegará a esta ciudad como empleados, gestores o usuarios, contribuirán en gran medida a reactivar la precaria economía de la zona metropolitana de la capital del estado.

En un real impulso a la paridad de género en los cargos principales del gobierno y por primera ocasión en Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez propuso a Sofía Martínez Huerta, Delia González Cobos y Verónica Hernández Giadans para dirigir el Poder Judicial del Estado, el Órgano de Fiscalización Superior (ORFIS) y la Fiscalía General del Estado. Desde el segundo semestre del año anterior las tres damas se encuentran a cargo de esas instituciones de alto rango.

Cuitláhuac García inicia apenas su segundo año de gobierno. Habiendo tomado las riendas de las finanzas y su correcta administración, los ajustes conseguidos le permitirán ofrecer mejores condiciones en la gobernanza y la construcción de obras de infraestructura, una mayor seguridad pública, y con la consolidación del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) una conducción más atinada en los sensibles asuntos de la salud de los veracruzanos que parecen a la deriva.

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