José Antonio Flores Vargas

Si algo se puede destacar del día 15 de noviembre de 2016, son tres cosas. Primera, que es el último informe del peor gobierno que ha tenido Veracruz en su historia. Segunda, que el documento del sexto informe, menciona la cantidad de 41 mil 529.5 millones de pesos como deuda pública al 30 de septiembre. Tercera, la oportuna noticia del portal informativo Sociedad 3.0, titulada “Admite gobernador interino, quebranto superior a 88 mil millones de pesos”.

La nota en cuestión, fue elaborada a partir de la entrevista concedida ayer por Flavino Ríos Alvarado al periodista Joaquín López Dóriga en su programa de la estación Radiofórmula, con motivo del informe de gobierno. En ella, el mandatario veracruzano informó que “entre pasivos y deuda, hay un quebranto de más de 88 mil millones de pesos”.

La palabra que utilizó Flavino resultó esclarecedora. Esclarecedora, porque la pronunció el primer veracruzano del estado, aunque sea sólo por 49 días, quien durante todo el sexenio ocupó varias posiciones. Si bien es cierto que había asegurado “no saber nada” en varios delicados asuntos de la administración que está por terminar, en esta ocasión lo traicionó el subconsciente.

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O mejor dicho, traicionó su verdad, la que venía asegurando desde que tomó posesión como gobernador interino. Sucedió en el instante en que su gusto por el micrófono, lo hizo decir la palabra “quebranto”. Si leemos todas las acepciones de esa palabra, o de la palabra quebrantar en el diccionario, no deja ninguna duda de lo que le dejó a Veracruz la administración duartista, que coronó Flavino.

El problema es que el quebranto no sabemos si fue de esa cantidad, o de la que un investigador de la Universidad Veracruzana dio el domingo en su nota publicada con gran difusión en el periódico El Economista, quien habló de cifras que alcanzan los 200 mil millones de pesos, integrados por deuda pública y pasivos.

Y es aquí cuando surgen serias dudas. El mayor monto de “quebranto” reconocido en este gobierno fue el que dio ayer Flavino Ríos. Sin embargo, insistir en deudas por 200 mil millones, repetidas en varios medios informativos hasta el cansancio en estos meses, por ese investigador y algunos analistas políticos, lleva a otras lecturas.

Pudiera ser que ese ingente importe de deuda total, esté siendo utilizado como estrategia del gobierno que viene, y del que quieren endilgarnos enseguida, para que la sociedad veracruzana no pida nada, no exija obras, no reclame ninguna acción de gobierno al próximo mandatario y al que sigue.

Quizá ese argumento de deuda estratosférica, esté sirviendo para cimentar respuestas de este tipo: “¡Como me pides, si ya el gobierno gastó por adelantado, y por eso no tengo como resolver tu petición!”.

Porque debemos recordar una de las acepciones (de uso mexicano) que reconoce el diccionario a la palabra “quebrantar”: empezar a domar un potro.

Y el potro, bien podría ser el pueblo veracruzano, reclamando sus derechos: obras y acciones, apoyos, mayor seguridad pública, medicinas, etc.

Ojalá y el quebranto de Flavino, o el que resulte verdadero después de las auditorías prometidas en el gobierno de Yunes Linares, no se convierta en una estrategia para quebrantar al potro veracruzano.

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