En el editorial VERACRUZ, EL MUNICIPIO MÁS SUCULENTO, publicado el martes pasado en Palabras Claras, se hizo referencia a la importancia estratégica que está alcanzando ese municipio gracias a las obras de ampliación del puerto, que se realizan a marchas forzadas desde hace algunos años.

También se decía que a partir de ese macroproyecto y el crecimiento económico originado por él, podrían generar condiciones para que el alcalde, —el de ahora, u otro en el futuro—buscara posiciones mayores, incluida la gubernatura del estado.

En esa tesitura, y considerando la actual situación política estatal y el desgaste de la fórmula sucesoria que impulsan el gobernador Yunes y sus hijos, pudiera surgir en esa ciudad un tercero en discordia, con posibilidades de contender y aspirar al cargo más importante en Veracruz para la siguiente administración.

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Si a ese hecho le agregamos que dentro del PRI no parece haber unidad ni intención para fortalecer a un prospecto fuerte, y que además Dante Delgado y su Movimiento Ciudadano pudieran interesarse en descarrilar el proyecto yunista, entonces podemos pensar que crecen las posibilidades de un alcalde como el de Veracruz, que contra todos los pronósticos, ha ido sumando adeptos en esa región.

Y este no es otro más que Ramón Poo Gil, quien concluye su gestión en diciembre de este año y que cuenta con el respaldo de un amplio segmento del sector empresarial de esa zona conurbada.

Pero también el partido MORENA pudiera estarlo considerando para abanderar la candidatura a la gubernatura, dada la pobreza de prospectos de esa organización para una empresa de ese tamaño. Y es que Cuitláhuac García, quien ya jugó la candidatura y perdió contra Yunes Linares, está recibiendo una serie de misiles en su contra debido a extrañas ligas con el ex gobernador Duarte, que le dejaron crecimiento electoral, fuertes dolores de cabeza e insistentes olores nauseabundos.

Por todas estas razones, el empresario y político porteño puede convertirse en un poderoso tren que conquiste al pueblo veracruzano.

Para ello es indispensable que Ramón Poo haga una pulcra entrega de la administración municipal. Que cuide bien los papeles, que continúe haciendo alianzas y que multiplique los acertados pasos que va dando.

Porque como se ha visto durante estos meses en Veracruz, la opinión social es muy cambiante y no permitirá que la vuelvan a sorprender con promesas vanas.

Pero en este objetivo debe tenerse mucho cuidado, porque las circunstancias y las posibilidades permiten varias lecturas.

Por lo pronto hay que mirar bien y estar atentos en el horizonte porque el alcalde Ramón Poo pudiera ya estar conduciendo un potente ferrocarril para jalar al estado. Y el último que se guarda memoria en el puerto es aquel famoso Tren Jarocho, el ferrocarril de pasajeros que salía a Veracruz desde la Estación de Balbuena en la Ciudad de México, y que dejó de funcionar hace casi treinta años.

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