Zozocolco es un pequeño municipio indígena situado en el corazón del Totonacapan, que limita con el estado de Puebla y que está considerado entre los más pobres de Veracruz. En ese lugar colgado en las laderas de la Sierra Madre Oriental, son comunes los caminos sin pavimento y las veredas solitarias en las que no es raro encontrarse con niños, jóvenes o adultos que se dirigen caminando a las escuelas o a sus actividades productivas y que se comunican en lengua originaria o en un español básico.

A hora y media de Papantla, sus habitantes practican preferentemente el intercambio comercial con municipios totonacos poblanos, en los que también suelen recibir la educación media o superior y la atención médica que su propio estado no ha sabido brindarles.

En ese sitio de abrumadores rezagos sociales e insuficiente seguridad pública, se verificó hace pocos días uno de los más terribles sucesos de este mes de diciembre.

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Una niña de doce años que había salido de la escuela secundaria, fue agredida por un grupo de malhechores que también la violaron tumultuariamente y la hirieron a navajazos. Después del atentado y como pudo, la víctima llegó caminando a su casa, recibiendo el limitado auxilio de sus padres que la trasladaron con dificultades a la clínica poblana de Ixtepec, sierra arriba. Como no fue atendida satisfactoriamente, de ahí la llevaron a un hospital de Poza Rica, donde falleció el fin de semana, después de infructuosos intentos por salvarla.

Por desgracia para todos, este terrible hecho no es único, ya que hace pocos meses en ese municipio fue ultrajada otra mujer. Y para infortunio del pueblo veracruzano en general, el tema de las agresiones a féminas crece día con día, independientemente de los gobernantes que estén en el poder.

Es urgente que el gobierno de Cuitláhuac García emprenda una serie de acciones integradas y coordinadas en beneficio de los veracruzanos, considerando la ausencia de programas y actividades por parte del Estado en los años recientes.

Este caso ocurrido en Zozocolco -en la localidad de Calicón- debiera ser el punto de partida para que el gabinete en pleno, instituya un programa especial y urgente para apoyar a las familias veracruzanas de los municipios y áreas urbanas con mayor marginación y carencias.

Éric Cisneros y los demás secretarios relacionados con el desarrollo social, bien podrían hacerse notar en aquellas latitudes indígenas para llevar la presencia del gobierno del estado y los apoyos que pudieran ser necesarios en esta época de invierno. Será indispensable fortalecer las condiciones de seguridad pública y de salud, tan deterioradas en los últimos tiempos.

Es hora de que los recorridos, las reuniones con dirigentes y las juntas de trabajo en las instituciones, se traduzcan en acciones tangibles y visibles en áreas con prioridad que beneficien a la población y a la gobernanza estatal.

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