A siete meses y medio de que llegara a encabezar el ayuntamiento de la capital del estado, Ricardo Ahued ha podido devolver la dignidad y el decoro al cargo de presidente municipal que ocupa, por segunda ocasión en su trayectoria política, desde el primero de enero pasado. El edil está tratando de honrar la responsabilidad que dejaron en sus manos los votantes xalapeños hace poco más de un año en un sobresaliente triunfo electoral frente a sus adversarios.

No era una tarea sencilla tomar los mandos, considerando la gestión desafortunada que le toco encabezar a su antecesor. Y en un acto de generosidad con él, esta semana declaró que Hipólito no dejó problemas con el ORFIS y demás instancias fiscalizadoras. Esperemos que así sea, porque la alcaldía no aguantaría más meses de inestabilidad e intranquilidad en ninguna de sus áreas, como ocurrió en el anterior cuatrienio, en el que muchas cosas no lograron avanzar, a veces por las incontrolables inquietudes personales de los colaboradores.

Por fortuna el presidente municipal actual decidió comenzar con obra pública y con resultados tangibles y que las construcciones comienzan a notarse, aunque algunos empresarios y vecinos se desesperen por los naturales tiempos de ejecución de las obras. Por varias zonas de la ciudad se perciben las obras de pavimentación en proceso, muchas de ellas en tramos que tenían deterioro de varios años, como es el caso de un hundimiento de una década cuando menos en la avenida Justino Sarmiento, cerca del cerro Macuiltepec. Pero así como esa restauración hay muchos casos más, varios de ellos atendiéndose en estos momentos para satisfacción de los transeúntes y vecinos afectados.

Otras obras notables y notorias son las que está realizando en la Calle Clavijero, en el tramo de Altamirano a Ávila Camacho. Uno más, en la zona residencial de Las Animas, es el tramo de la avenida Las Palmas en la zona del Club Britania, donde por los hundimientos y baches, se retardaba enormemente la intensa circulación de viajeros que usan esa vialidad, para ir de la zona de la Central de Abastos a Avenida Araucarias, o viceversa.

Nadie puede decir que Ricardo Ahued se hubiera echado en la hamaca. Le ha dado el decoro al cargo y la sociedad lo valora; se reúne con todos los inconformes y se da tiempo para atender e informar a los periodistas, a los colonos, a los comerciantes, a los empresarios y a los grupos promotores de la cultura.

Un caso digno de mención es haber puesto en operación el Museo de la Música Veracruzana Casa Doña Falla, a un costado del Parque Los Berros, un sitio entrañable para muchos e icónico respecto a su expropietaria, la fallecida señora Rafaela Murillo, un personaje que allí vivió y que apoyo brindando asistencia, cariño y consejo a varias generaciones de estudiantes universitarios del siglo pasado.

Ricardo Ahued hará buen papel en la alcaldía, como lo hizo en su primera gestión, nadie lo duda. Por esa razón muchos le miran como fuerte prospecto a la gubernatura veracruzana en 2024.

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Pero para eso falta un largo trecho en el camino. Y superar todas las peripecias y escollos que se atraviesen.

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