Han caído a su peor nivel las percepciones que al inicio del actual gobierno hubo sobre el titular de la secretaría de salud del gabinete cuitlahuista. Los meses transcurren y la eficiencia en ese sector es cada día más cuestionada. El doctor Roberto Ramos Alor llegó con buenas referencias por su labor médica en Coatzacoalcos y más que nada por la relación con su poderosa madrina que aseguran es la secretaria de energía federal Rocío Nahle.
Apenas tomó posesión del cargo empezaron los problemas. No faltaron las acusaciones de nepotismo, de inexperiencia y tampoco las adjudicaciones directas en la firma de contratos millonarios para adquirir medicinas. En esa dependencia parecen ignorar los fundamentos, los lineamientos y los criterios que rigen la administración pública.
Al interior de la dependencia, se habla de las constantes pifias e irregularidades que comete el director de administración y los colaboradores cercanos a Ramos Alor.
Los titulares de las diversas áreas y de los hospitales regionales, que tratan de responder a la confianza de quien los colocó o recomendó como responsables, deben lidiar con las decisiones incorrectas e irresponsables que cometen los superiores, a quienes todo indica que les quedaron grandes los puestos.
En los pasillos de las oficinas centrales en el Cerro de Macuiltépec se comenta burlonamente que no es lo mismo decir “salud” en restaurantes, cantinas y centros de diversión, al hecho de dirigir una instancia que debe brindar salud a los veracruzanos, después de enfrentarse a las carencias estructurales y burocráticas y a las enfermedades y epidemias que acechan a la población veracruzana.
En estos meses se ha visto por allí un inacabable desfile de despropósitos y evidencias de incapacidad en el alto mando del sector. Las inconformidades y las acusaciones han sido publicadas oportunamente por los medios de comunicación y en las redes sociales. Tan solo la semana anterior hubo sendas cartas de instancias y organizaciones serias respecto al crítico tema de la lucha contra el VIH-SIDA y principalmente sobre la ineficacia y la indolencia oficial respecto a la peligrosa epidemia de dengue que se acrecienta sin control en el estado. Acusan que ni siquiera pudieron organizar los trabajos de capacitación sobre la materia.
Lo peor de todo es que el titular Ramos Alor quiere adoptar la actitud del avestruz que esconde la cabeza. Al ser cuestionado por la prensa sobre los medicamentos contra el cáncer, solo atinó a decir mientras se alejaba: “¡ese tema sí no!”. Hace algunas semanas tuvo un pésimo incidente con periodistas que lo trataban de entrevistar, En esa ocasión, remató con un patético: “¡a ustedes, ningún chile les embona!”
El presidente de la república acaba de anunciar que presentará su Plan Nacional de Salud para afrontar todos estos problemas en el país. Es muy probable que para poder aterrizarlo en este estado, el gobernador tenga que nombrar a alguien que sí cuente con el perfil profesional y de servicio que exigen las circunstancias.
Y si Ramos Alor y sus colaboradores inmediatos tienen merecimientos y admiten movimientos laterales, que los reubiquen en los hospitales regionales o clínicas de donde salieron y en los que supuestamente funcionaban bien. Por su relevancia en la gobernabilidad, la secretaría de salud debe tener un capitán con autoridad y conocimientos para conducir la nave a buen puerto sin soltar el timón en ningún momento.
En Veracruz mucha gente muere a manos del crimen. No puede aceptarse que los veracruzanos arriesguen también la vida por la irresponsabilidad y ausencia de profesionalismo de las autoridades y funcionarios del sector salud.