Dos eventos ocurridos en este mes en Veracruz, enseñan el alejamiento con la sociedad y la falta de sensibilidad del gobierno cuitlahuista: el primero, el inusitado informe que rindió el gobernador hace pocos días, en una época en que la gente piensa en cómo librarse de la pandemia que agobia a todos. El segundo, el errático decreto de anteayer para motivar a la población a no moverse de sus casas en varios municipios de la entidad.

Y el problema pudiera no ser solo del ejecutivo estatal, sino también de la evidente incapacidad que muestran varios de los secretarios de despacho que el mandatario tuvo que nombrar por compromisos políticos o por instrucciones del que manda en México.

El de Cuitláhuac, un informe “semestral” al estilo obradorista, excesivo en palabrería y demasiado pobre en resultados concretos. Y un decreto de inmovilidad obligatoria en centros históricos y poblaciones, que ha sido causa de inconformidad de organizaciones comerciales y empresariales preocupadas por la economía, con las que no se ha tenido el cuidado de platicar armónicamente para obtener acuerdos viables y duraderos. 

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Cuitláhuac García no tuvo tino ni suerte para conformar su equipo de trabajo. Los secretarios de gobierno y seguridad pública, entre otros, son permanentemente cuestionados desde el inicio de la gestión en diciembre de 2018. Aquí no hace falta abundar al respecto.

Pero entre los secretarios que supuestamente deberían impulsar la nave jarocha, hay varios que no aportan nada, pero sí funcionan como verdaderos lastres, capaces de hundir hasta la embarcación más reforzada. Estos pesados e inútiles personajes, son auténticos simuladores que piensan que con Cuitláhuac García, agarraron barco para rato.

Roberto Ramos Alor, secretario de salud, a quien evidentemente no apoyan ni en su tierra natal Coatzacoalcos, será motivo permanente del escarnio a su jefe, debido a sus raquíticas acciones, a sus expresiones equivocadas y a su total falta de conocimiento para un cargo que está sumamente complicado para él. Las denuncias son constantes y mal atendidas (se recuerdan los casos de las medicinas contra el VIH-Sida, contra el cáncer, o campañas anti dengue, sika y ahora COVID-19).

Elio Hernández el titular de la SIOP, a quien han evidenciado por el tema de los diezmos y las obras inconclusas, y al que, según la UGOCEP, denunciarán ante la Auditoría Superior de la Federación por una serie de irregularidades en la construcción de obras. Esta organización campesina señala que también denunciarán a los secretarios de agricultura (SEDARPA) y de desarrollo social.

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Otro personaje que no ha aportado gran cosa, más que fotografías y manejo de redes sociales, es Enrique Nachón, el secretario de desarrollo económico, que el martes pasado en una video reunión con integrantes de las cámaras empresariales del estado, decidió desconectarse y dejarlos con la palabra en la boca, al no poder dar respuestas ni llegar a un entendimiento con la iniciativa privada allí representada. 

Ayer el periódico El Economista presentó un informe del Tecnológico de Monterrey (ITESM), sobre los datos de empleo formal proporcionados por el IMSS. En ese informe comparativo de la Casa de Estudios, se señaló a la Ciudad de México y a Veracruz, como las entidades federativas más golpeadas por el problema del coronavirus. 

En referencia a los más de 50 mil puestos laborales perdidos en este estado en el segundo trimestre del año, el ITESM mencionó, en voz de Héctor Magaña, el director del Centro de Investigación en Economía y Negociaos, lo siguiente: “el problema que enfrenta Veracruz en el tema laboral se remonta al 2018. A partir de ese año no se ha logrado establecer una estrategia efectiva que permita la recuperación de plazas formales. Lo anterior se complicó con el cierre de la economía tras las medidas sanitarias de los meses pasados, de tal forma que resulta difícil que la entidad recupere el terreno perdido en materia laboral.”

Más claras no podrían ser las circunstancias negativas que arrastra Nachón y que debieran ser causa para pedirle la renuncia o para darle otra oportunidad en un área donde sí pueda competir decorosamente. La economía veracruzana lo agradecería.

Es hora de deshacerse de funcionarios ineptos y corruptos, por acción o por omisión. El pueblo votó por Cuitláhuac García, no por el voluminoso lastre que lo acompaña y que, si no pone remedio, lo hundirá al límite del ridículo entre los mandatarios nacionales. 

Aunque, aun hay más…

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