Lo que le sucedió a AMLO el sábado por la mañana en Veracruz, será aprovechado esta semana por sus adversarios políticos para minimizar la fuerza de la campaña del tabasqueño para llegar a la presidencia. Pero poco podrán hacer en su contra esos comentarios. Lo que Morena ha avanzado en estos tiempos será muy difícil contrarrestarlo.

Y quizá mientras Andrés Manuel observaba a su alrededor el pobre entorno jarocho que lo acompañaba, alguno de los ahí reunidos llegó a recordar la triunfal marcha que hace casi 500 años iniciaron precisamente desde Veracruz, un puñado de españoles que tras cruenta lucha conquistaron meses después a la gran Tenochtitlan, venciendo a un imperio azteca en decadencia que gobernaba un asustado Moctezuma.

Pero, así como López Obrador tuvo el sábado su mañana triste en el estadio Pirata Fuente, esta semana previa a las votaciones, habrá seis días aciagos para muchos otros candidatos multicolores en las distintas posiciones y en todo el territorio nacional, que no levantarán mayores simpatías en las horas que restan al proceso.

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Así escucharemos el ensayo nacional de la canción panista que se pondrá de moda a partir del lunes próximo: “Anaya, que se vaya”. O veremos con auténtica conmiseración a candidatos priistas a la presidencia y a la gubernatura veracruzana que, como aquel derrotado Cuauhtémoc azteca de hace cinco siglos, sólo fueron dos ingenuas personas que no consiguieron ni la madurez política ni la solidaridad necesaria para lograr sus objetivos personales, más que partidistas.

Aunque la Ley establece tres días de silencio antes del día de la votación, y dado que los platillos electorales están ya muy cocinados, estos días de competencia futbolística en el Mundial de Rusia, aconsejan a que los pocos minutos que la actuación de México nos quiera dejar libres, debamos dedicarlos desde hoy a pensar a conciencia a qué candidatos debemos otorgar los votos el domingo siguiente.

A quién queremos de presidente de la república, a quiénes de senadores, y a cuáles de ellos como diputados federales y estatales.

Las delicadas circunstancias nacionales y veracruzanas, exigen que los ciudadanos pongan su mayor atención en las personas que compiten por los cargos, más que en los candidatos que publicitan las campañas y anticampañas. Una cosa es la persona, el ser humano que compite por un cargo, y otra muy distinta, el candidato que se inventa, se reinventa o que se viste de oropel para ganar.

Existe mucha información sobre la vida, obra y milagros de cada uno de los aspirantes, que debe ser considerada por cada uno de nosotros, para poder emitir un voto bueno, un voto que construya, un voto que lleve a un mejor distrito electoral, a un mejor estado y a un mejor país.

Desde hoy, son seis días decisivos para pensar bien cómo deben ser nuestros votos el domingo próximo. No queda más tiempo y no podemos perderlo. Debemos acordarnos que de arrepentidos y de buenas intenciones está lleno el infierno.

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