Con seis senadores en estos momentos, Veracruz es una de las entidades con mayor presencia en el Senado de la República. Dante Delgado Rannauro, Claudia Esther Balderas Espinoza, Indira Rosales San Román, Ernesto Pérez Astorga, Gloria Sánchez Hernández y Julen Rementería del Puerto.

Seis senadores que suelen ser noticia. Pero en este septiembre que ha sido un mes de contrastes, de información y de escándalos sin parar, la mayor parte de dichos senadores ha preferido mantenerse en silencio o no aparecer en los medios de comunicación. 

Dante, zorruno como ha sido siempre, prefirió guardarse en las fiestas patrias para reflexionar en la reestructuración y fortalecimiento de su partido Movimiento Ciudadano. Ernesto Pérez decidió utilizar las celebraciones patrias para reponerse de la agobiante actividad que realizó en su anterior cargo como secretario de desarrollo económico de Cuitláhuac García. Claudia Esther Balderas prefirió disponer del tiempo para supervisar sus intereses juveniles en Coatzacoalcos.

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Indira Rosales ha debido aprovechar los días festivos y de guardias de honor para ultimar la conformación de los expedientes justificativos de sus acciones en la SEDESOL yunista, que le permitan defenderse de las cinco denuncias que le ha instrumentado su sucesor en esa dependencia y de las otras quince que ya le informaron que maquina el secretario Guillermo Fernández, a sugerencia de un importante diputado federal por Xalapa.

Pero los senadores que han tomado papel protagónico, aunque no efectivo, han sido Gloria Sánchez y Julen Rementería. Ambos se enfundaron en vistosos trajes de superhéroes patrios y comedidamente se dirigieron al espacio político a salvar a sus más apreciadas huestes jarochas, en serio peligro.

La senadora Gloria ha concurrido a su estado en estas semanas a presidir estratégicas reuniones debidamente mediatizadas y viralizadas. Con sendas peroratas triunfalistas y mentirosas ha pretendido disminuir, distraer o soslayar los errores del gobierno estatal, esbozando y dibujando a la aburrida audiencia los grandes beneficios del mundo morenista de la cuarta transformación. 

Adoptando un papel celestial, la señora Sánchez cree que su palabra es divina y que solo por venir de su boca está llena de verdad. Ella se siente en su momento estelar y está evidenciando el reiterado problema de aquellos de la izquierda que ya en el poder se olvidaron de la realidad que antes criticaban.

Pero el que se llevó las fanfarrias con su heroica fantochada de septiembre, es el senador Julen Rementería, impulsor de la desaparición de poderes en el estado de Veracruz -respuesta excesiva y sin futuro- ordenada por su socio Yunes Linares, a raíz de que mediante un ranchero albazo legislativo del gobierno morenista local le quitaron la Fiscalía General del Estado (FGE) al abogado Jorge Winckler, coequipero de ambos personajes azules. 

Sin embargo, no solo Julen naufragó en un mar calabaza. Similares fanfarrias y cohetones festivos obtuvieron sus compañeros morenistas del senado (con minúsculas), que en torpe desquite cameral, también pretenden desaparecer los poderes en Guanajuato y en Tamaulipas. Vergonzosos despropósitos de esos señores, ¿representantes de sí mismos?, que se envuelven en cualquier bandera sintiéndose los nuevos héroes patrios.

La representación jarocha en el senado es abundante, quizá como nunca antes. Pero sumamente notorias han sido sus omisiones discursivas y sus absurdas pretensiones políticas de estas semanas. Gloria y Julen no honran a Veracruz; tampoco representan a los veracruzanos.

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