A la señora Sonia Sánchez Vázquez se le recuerda como una mujer que había trabajado en la planta baja de la entonces Tesorería General del Estado, hoy Secretaría de Finanzas, en los tiempos del gobernador Rafael Hernández Ochoa, antes de su matrimonio con Patricio Chirinos Calero.

Años más tarde, cuando el potosino se convirtió en gobernador, gracias a la imposición de Carlos Salinas de Gortari y la generosidad de los votantes veracruzanos, la ex primera dama se preocupó a cabalidad por llevar obras a los pueblos indígenas, mediante el control del Comité para la Planeación del Desarrollo del Estado (COPLADEVER), existente en esa época. Hasta ahí su corta historia en Veracruz.

Veinte años después, seguramente mientras escuchaba el nostálgico tango Volver, pensó en regresar a su querido y olvidado Veracruz, donde la gente la recibiría gustosa y con los brazos abiertos para lo que a ella conviniera. Entonces buscó a un fuerte padrino, quien abusando de la debilidad del PRI y del candidato a gobernador, se la colocó a la diestra para hacer inútil campaña. En aquellos días, no faltaron los atrevidos que la mencionaban como futura secretaria de Desarrollo Social. Desde luego que la larga ausencia de ella y evidente debilidad del aspirante priista, no condujeron a nadie a ningún lado en ese fatídico junio de 2016.

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Como nuevamente hemos entrado a los procesos electorales, la “pobre y vulnerable” ex de Chirinos, ha vuelto a viajar a velocidad supersónica hasta este rincón jarocho, sin ponerse a pensar en la asonada que puede provocar en el PRI y la desbandada de mujeres que esperan reconocimiento. Porque a diferencia de la ahora aspirante a la senaduría, existen algunas damas que sí han hecho labor permanente en su partido, aportándole esfuerzo y actuando con la disciplina y sacrificio de los militantes reales.

Quizá el candidato Pepe Yunes, que en efecto no tiene la debilidad de su antecesor, pretenda hacer valer su autoridad, y aceptar la unción de Sánchez Vázquez como candidata al senado, ignorando a otras féminas con méritos y trayectoria de años, como son los casos de Zaida Lladó, Anabel Ponce, Elízabeth Morales, Zita Pazzi, Nohemí Guzmán, Marcela Aguilera, Anilú Íngram, Elvia Ruiz, Maru Pinete, Gladys Merlin, Octavia Ortega o Silvia Domínguez.

El amplio currículum y merecimientos de la señora Sonia Sánchez (que insistentemente tratan de vender utilizando el efecto Chirinos) se quieren hacer sentir a través de algunas rápidas plumas fuente, como si los veracruzanos fueran tarugos, ingratos, y olvidadizos.

Tal vez el inusitado interés en la señora Sonia, se debe a que 8 millones de veracruzanos temen que vuele hacia el generoso horizonte morenista.

Lo único que queda en el ambiente, es que la supersónica aspirante y sus supersónicos aduladores no han entendido que los tiempos políticos del país evolucionan a mayor velocidad que sus propias ambiciones.

Esa es la revolución de los jóvenes viejos del PRI.

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