Las declaraciones que hizo ayer el súper delegado Manuel Huerta reflejan la inocultable problemática que no puede superar Cuitláhuac García Jiménez. El principal funcionario federal y amigo cercano del presidente López Obrador tuvo que abordar tres temas que adquieren relevante significancia después de un año de escasez de resultados de gobierno en esta entidad federativa.
Dijo que en días próximos vendrá el ejecutivo federal y que tendrá reuniones cerradas en el sur del estado sobre el programa Sembrando Bienestar. También declaró que el mandatario nacional no tiene a quien jalarle las orejas y que no viene a eso. Por último, afirmó desconocer que exista subejercicio en el gasto estatal, cuando menos en el que es parte de convenios con la federación.
A estas expresiones y a otras más de estos días sobre los subejercicios en el gasto de las dependencias cuitlahuistas, se sumaron las declaraciones del dirigente local del partido Movimiento Ciudadano, el que, exagerando las cifras, habló de un subejercicio del 99% en la SEDESOL estatal, muy superior al que se conoce de manera oficial y que se hizo público respecto a esa dependencia.
La realidad que niegan el gobernador y sus colaboradores, es apabullante. Bastaría un hecho concreto para demostrarlo: si no hay subejercicio presupuestal y de gasto público, como insisten, entonces que nos digan e informen, en dónde están las obras públicas importantes, los programas sociales y las acciones agropecuarias a cargo del gobierno del estado, en cantidad y en inversión razonable. El propio ayuntamiento de Xalapa, parece tener más obra pública con recursos municipales, que todas las dependencias estatales juntas.
Pero la pobreza de resultados y los subejercicios son debidos a incapacidad, a falta de experiencia y a irresponsabilidad mostrada por funcionarios a quienes Cuitláhuac se olvidó de jalarles las orejas -utilizando la fraseología huertista- para caer en una complacencia y tolerancia absoluta con sus colaboradores. También son causados por la designación de numerosos funcionarios sin estudios universitarios comprobables en los ramos en que fueron contratados, como se prueba con un simple vistazo a los registros oficiales de las cédulas profesionales que lleva la SEP, situación comentada por ciudadanos, colegios, asociaciones y medios de comunicación.
Y no es la única razón de la falta de eficacia y el desorden administrativo y legal en el gobierno de Cuitláhuac. Hay un abuso en la asignación directa de contratos para obra pública, adquisiciones diversas y servicios. Y por desgracia no disminuye el grosero nepotismo que mancha a las instituciones, que hizo su aparición y se ha generalizado en el gobierno de la cuarta transformación en Veracruz.
El capricho gubernamental de sostener al primo Eleazar Guerrero como subsecretario de la SEFIPLAN ensucia cualquier intento de hablar de honestidad y congruencia.
El propio Andrés Manuel López Obrador dio la solución-indicación en una de sus conferencias mañaneras. Pero Cuitláhuac ignoró el mensaje y el reproche y entonces tuvo que cargar con sus consecuencias. La fórmula nepotista se repitió en muchas dependencias y hasta en órganos autónomos. Los ejemplos están en todos lados. En la secretaría de trabajo y otras más, una de las más recientes en criticarse es en la mencionada SEDESOL, institución sin resultados donde esposas, novias y hasta colaboradoras de la cuadra yunista, están incrustadas en la nómina para cobrar decorosos salarios que autorizan el primísimo y Guillermo Fernández, uno de los secretarios de despacho más grises y desvergonzados de este gobierno.
Cuitláhuac García se presenta hoy en el Congreso a finalizar la glosa de su primer año de gobierno. Debe haber preparado un discurso para entretener al auditorio y para seguirse cubriendo de justificaciones y pretextos. No tiene preocupación porque sabe que su mentor y guía no le dirá nada sobre los resultados. AMLO conoce el tamaño de las limitaciones cuitlahuistas.