25.02.2016

Los próximos días no serán cálidos en la entidad por la entrada del frente frío numero 40. Nada que una buen guardarropa no pueda evitar. Que bueno que todo pudiera ser así en Veracruz. Taparse para cubrirse de las lluvias, de los fríos y listo. Pero la situación no es así.

Ayer, por ejemplo, en la ahora famosísima Secretaria de Finanzas de Veracruz se encontraban postrados una larga lista de cobradores buscando una efectiva atención. Hasta ahí todo pareciera normal. La nula respuesta de los funcionarios de la dependencia forma parte de la rutina diaria. De hecho, la alta burocracia ha dejado de acudir a despachar en sus oficinas porque no tienen nada que dirigir. No hay dinero, es la constante.

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Los rostros de quienes acudieron a la dependencia, a recibir cuando menos un pago o aliento de liquidación, eran de desesperación, de angustia, de rabia, de desaliento. Llegó un momento en que varias de las personas que pedían audiencia patearon la puerta de la subsecretaria de finanzas y administración como señal de impotencia al no ser recibidos.

La desesperación que reina en muchos de los empresarios, proveedores y toda clase de personas que acuden a la institución es cada vez mayor. Antes de entrar a la SEFIPLAN los requisitos para buscar e intentar entrevistarse con alguno de los funcionarios son sorprendentes. Están a punto de solicitar el acta de defunción y la de bautismo para poder ingresar.

Que tempestad es la que viven quienes acuden a la dependencia. Que tempestad es la que viven el secretario, los subsecretarios (los que acuden), los directores, la burocracia en general, porque no tienen elementos para poder atender al público. Los empleados se encuentra cansados de ver todos los días el mismo espectáculo, tapar a los jefes con miles de excusas que nadie, pero nadie se cree.

La mayor de las tempestades la sufren todos los veracruzanos en su conjunto. Hay una incertidumbre total. Hay un rechazo generalizado por el gobierno actual. Saben que esto ya se acabó y se llevaron todo lo que pudieron, “ojalá” no hayan podido con todo, pero se viven momentos que nunca se habían visto en Veracruz.

La crisis económica y política del estado tiene paralizado y encolerizado al circulo social. No se puede aparentar la fragilidad política y económica que existe. El grito de auxilio es generalizado. La productividad en todos los ámbitos esta ávida de ver un nuevo horizonte.

Las principales instituciones de Veracruz están derrumbándose por el desinterés político en estos casi 6 años de gobierno. Los funcionarios del primer circulo vivieron encapsulados, en una burbuja, no estuvieron cerca de los problemas sociales, nunca los entendieron. La fiesta y la siesta queda estigmatizada en la entidad.

Javier Duarte y sus aliados se irán, los problemas se quedan aquí, pero su salida no evitará la tempestad. (AF)

 

 

 

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